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Volumen 2   -   Número 2   -   Diciembre, 2004
Volumen 2 Número 2

GEOTRÓPICO,   revista electrónica  --   Volumen 2, Número 2   --    Los  Editores  y  los  miembros  del  Consejo  Editorial,   presentamos  a  la  comunidad académica y científica  una cordial  bienvenida a nuestras  páginas,   y   los   invitamos a continuar su consulta semestral gratuita

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Nota Editorial


El centenario de Ratzel
    
Héctor F. Rucinque*
Jairo Durango-Vertel**

* Geógrafos & Asociados, Bogotá
* Universidad de Córdoba, Montería, Colombia
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es una revista geográfica electrónica, semestral, de acceso totalmente libre, publicada por GEOLAT.



a free, online, semi-annual, peer-reviewed geographical journal, is published by the GEOLAT  Group.
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ABSTRACT. Friedrich Ratzel, a geographer of the late nineteenth century, is very well known for his contributions to the development of college geography in Germany. His most important work, Anthropogeography, is considered as the founding masterpiece of human geography. But he was also a contributor to the growth of political geography, a field in which he advanced theory on the organic structure of the state. His idea of Lebensraum was as controversial as those concerned with the man-land relationships, which were further developed by American geographers of the early twentieth century as geographic determinism. In this note, the relevance of Ratzel to the establishment of geography as a modern social science is also stressed, on the occasion of the centennial of his death on August, 1904.

Key words.   Ratzel – history of geography – human geography – political geography


El año que termina fue la oportunidad para que la comunidad erudita, especialmente la de geógrafos y antropólogos, volviese sobre el tema de las relaciones del hombre con su entorno geográfico. Y no porque tal asunto sea esquivo a la discusión intelectual contemporánea, sino porque precisamente su actualidad o actualización —insistente y generalizada en muchas disciplinas académicas, dicho sea de paso— merece que se conceda crédito histórico a quienes la iniciaron. En el 2004 llegó el centenario del más reconocido de todos ellos, Friedrich Ratzel, cuyo apellido es evocativo de fenómenos y conceptos tan interesantes como influencias ambientales, difusión, adaptación, geopolítica, ecología, de una u otra manera asociadas a esa moderna parcela disciplinaria conocida como geografía humana. Probablemente la cosecha de ensayos, seminarios y reuniones efemérides en todo el mundo debió ser fructífera en proporción a la importancia histórica del ilustre geógrafo.

El centenario que se conmemora corresponde al del fallecimiento del personaje, ocurrido el día 9 de agosto de 1904 en Ammerland, Alemania. Ratzel había nacido en ese país el 30 de agosto de 1844,  en la localidad de Karlsruhe, Baden. Su nombre es relativamente bien conocido entre los científicos sociales,  que automáticamente lo asocian con las controversiales ideas del determinismo geográfico. Más específicamente es recordado por los geógrafos, para quienes Ratzel es el fundador de la geografía del hombre, como gráfica y autorizadamente lo resume el título de su libro más famoso, la Antropogeographie, publicado originalmente en dos volúmenes, en 1882 y 1891. Si la especialización de los  geógrafos tiene un sesgo más profundo hacia los temas culturales, o también hacia lo más refinado de la teoría geográfica, entonces es probable que el tema ratzeliano concite además otros títulos como  Städte- und Culturbilder aus Nordamerika (1876), Völkerkunde (1894), Politische Geographie (1897). Algunos de estos quizás reciban la citación mental en las versiones que se han hecho al francés o al inglés,  como se relaciona en la breve lista de referencias que acompaña esta nota. Por supuesto, referimos aquí solamente los títulos más representativos extraídos de la vasta bibliografía ratzeliana.

A Ratzel se le acreditan con justicia contribuciones fundamentales en el desarrollo de la geografía humana moderna. Él, como pocos, puso a pensar y a discutir a sus  contemporáneos y a la generación siguiente, la primera que en verdad obtuvo una formación universitaria especializada en geografía. Ratzel, Peschel y Richthofen integraron el equipo básico de la escuela alemana, con sus especialidades complementarias en geografía del hombre, geografía física y metodología geográfica. Cada uno tendría sus propios seguidores, críticos y detractores, tanto en el ámbito doméstico como en otros países europeos y en América del Norte. El émulo más importante de Ratzel aparecería en esos mismos años en Francia: Paul Vidal de la Blache. Este maestro siempre demostró gran respeto por las ideas ratzelianas, si bien no siempre coincidieran los dos en planteamientos conceptuales y metodológicos (cf. Mercier 2004). Otros se apartaron de tal relación equilibrada y constructiva, bien convirtiéndose en acérrimos críticos por el estilo de Febvre (1922, 1925), o en intérpretes incondicionales y exagerados del pensamiento ratzeliano, como ocurriera, por ejemplo, con Semple (1911). La sensación que se tiene tras la confrontación de los textos originales o traducidos del maestro, frente a las reacciones no siempre afortunadas de enconados adversarios, o con las despistadas reformulaciones de algunos seguidores, es que unos y otros lo malentendieron, o falsearon sus tesis de manera más o menos deliberada.

Además de que sus libros dieron origen a la escuela determinista (orientada especialmente por E.C. Semple, E. Huntington [cf., por ejemplo, 1942] y G. Taylor [cf., por ejemplo, 1946]) y sirvieron de apoyo a concepciones geopolíticas que justificaban la expansión territorial alemana  —esto es, lo propugnado en defensa de los designios nazis por  Karl Haushofer—, a Ratzel en cierta forma se le puede acreditar como antecesor de la escuela clásica de la geografía cultural, con base en la evolución de sus ideas hacia la escuela de los Kulturkreislehre, o “círculos culturales” de Franz Graebner y otros antropólogos (cf.  Graebner 1911). Los geógrafos culturales norteamericanos, a partir de ahí, construyeron los concepto de “área cultural” y “paisaje cultural”, cuyas  dimensiones genéticas y dinámicas fueron enfatizada por Carl Sauer y otros en estudios sobre área y difusión cultural (cf. Sauer 1931,1952, y varios ensayos recopilados en Thomas, Jr. 1956 y en Wagner and Mikesell 1962). Sauer fue particularmente cercano con los antropólogos de Berkeley, que se apoyaron en aquellas ideas esbozadas al cierre del siglo XIX (cf., por ejemplo, Kroeber 1952).

Releyendo la Antropogeografía —a través de la versión italiana (Ratzel 1914) a la que podemos tener acceso de segunda mano quienes no manejamos el alemán— no deja de sorprender la solidez erudita de la obra, cuya estructura y contenido sugieren una mente rigurosamente formada en la ciencia geográfica. Más de un siglo después de ser escrita, a duras penas se podría pensar la posibilidad de encontrar un zoólogo que por simple  autodidactismo pudiere llegar a producir un trabajo medianamente comparable. Muy  valedera fue la hazaña del biólogo-geólogo Ratzel, transformado en geógrafo con fundamentación darwiniana y guiado por las ideas de Haeckel, si se considera que él tuvo que partir casi del cero geográfico para concebir, documentar y escribir sus textos. En la antropogeografía —la Geografia dell’Uomo, para ser consistentes con la citación que apoya nuestro comentario— Ratzel dedicó la Introducción y los cinco capítulos de la Parte Primera a discutir los aspectos teóricos, y los pocos antecedentes históricos y metodológicos referentes a la geografía humana. El resto del trabajo es en gran medida sistemático y sustantivo, referido en las Partes Segunda a Cuarta a la geografía de la población (con mucho énfasis en migración), difusión cultural, localizaciones y asentamientos humanos. La Parte Quinta de la obra fue aplicada al estudio de la superficie terrestre (océanos, continentes, geoformas), y las dos últimas, respectivamente, a un examen relativamente breve de los aspectos biogeográficos y climáticos. Lo que pudiéramos referir como la sección física del tratado de Ratzel —para quien el estudio de la geografía física era parte esencial de la geografía regional— es presentada como un componente ligado a los elementos  culturales, cuyo tratamiento interdependiente facilita la comprensión de los resultados de la acción humana sobre la superficie terrestre.

Pero aparte del mérito propio de sus obras principales, la Antropogeografía y la Geografía Política —ya revaluadas en amplia medida, hecha la salvedad de que sobre sus estructuras conceptuales y temáticas se construyó gradualmente la geografía humana actual—, una de las contribuciones mayores de Ratzel al desarrollo geográfico, enfatizamos, fue su audacia intelectual y su facilidad para proponer tópicos nuevos de discusión (De Carvalho 1997). En Ratzel se originaron las primeras grandes controversias de la geografía en materia geopolítica y en el análisis de las interacciones hombre-naturaleza. Tales debates fueron la incitación que movió la disciplina en las primeras décadas del siglo XX. Solo a partir de los años 60, casi medio siglo después, se volvería a dar un debate teórico comparable en intensidad e importancia con el generado por las ideas de Ratzel.

En su momento, Ratzel reivindicó al hombre —y sus obras— como fenómeno digno de la investigación y el estudio geográficos. El legado de Humboldt, centrado más que todo en los fenómenos físicos y bióticos de la tierra, lo mismo que el origen académico de los geógrafos de finales del siglo XIX, sesgaba entonces el contenido de la geografía hacia el campo de las ciencias naturales. Todos aquellos geógrafos se habían formado originalmente como geólogos, o botánicos, zoólogos. El cambio introducido por Ratzel fue crucial para el desarrollo de la disciplina. A un siglo de su muerte, todo ocurre al contrario. Hoy, la geografía es reconocida como una ciencia social dedicada a estudiar los aspectos sociales, económicos, políticos y culturales de las sociedades, en dimesión espacial. Pocos geógrafos se ocupan de las cosas físicas de la superficie, como no sean las obras construidas por el hombre: ciudades, vías de comunicación, cultivos, minas, fábricas, y las interacciones que el hombre realiza en función de tales fenómenos. No hay preocupación alguna por las “influencias” o “controles” que pueda tener la madre natura sobre las sociedades humanas. La relación hombre-naturaleza se trata ahora en términos de los hechos y consecuencias producidos por el incuestionable dominio del primero, globalmente manifiestos como preocupante deterioro de la biota natural, las aguas, tierras y atmósfera. Casi diríamos  que el mejor homenaje que le pudiera hacer la comunidad geográfica a Ratzel en este tiempo sería la petición tajante para que las escuelas de geografía vuelvan a incluir los componentes naturales de los espacios como uno de los objetos prioritarios de estudio.  Quizás así el geógrafo formado a principios del tercer milenio llegaría a ser agente protagónico en la  búsqueda de soluciones concretas a la crisis ambiental. Del mismo modo, los geógrafos pedagogos tendrían otras cosas geográficas que enseñar a niños y jóvenes sobre su sociedad enferma. Después de todo, Ratzel siempre creyó que el buen geógrafo debería tener bien puestos sus pies sobre el asiento físico de la humanidad —hasta el momento insustituible— y que la buena geografía debería tener una estructura equilibrada y funcional de sus materiales de trabajo y análisis.

No hay duda de que cien años después de su muerte, Ratzel ha vuelto a encontrar el reconocimiento que su memoria merece. La geografía humana de seguro se habría desarrollado hasta darle a la geografía general el perfil científico de ciencia social que hoy tiene, con o sin Ratzel, con o sin el determinismo, el Lebensraum, o la idea organicista del estado. Pero también es probable que la historia de la geografía hubiera sido mucho menos fascinante y dinámica sin la figura controversial, erudita, prolífica en ideas, atrayente y sencillamente carismática que fuera el maestro de München y Leipzig. Vale el esfuerzo de  volver sobre las propias fuentes ratzelianas; y de revisar selectivamente la literatura biográfica y crítica, por lo menos los textos de Wanklin (1961) y Bassin (1987), más dos artículos que pueden leerse online, de Mercier (2001) y De Carvalho (1997).


Algunas opiniones sobre Ratzel

Él adoptó una perspectiva cimera de las cosas, con sus ojos siempre enfocados en los horizontes lejanos, y en el espléndido vuelo de sus concepciones científicas a veces dejaba de lado los detalles próximos disponibles. Ahí residen tanto su grandeza como sus limitaciones.  E. C. Semple (1911: v).

Ratzel ha sido un evocador de ideas; no es menos cierto que en él prevalece la superabundancia de pensamientos sobre la disciplina metódica.  J. Brunhes (1955:26).

[Anthropogeographie] sugiere la geografía humana en términos de individuos y razas, geografía antropológica; mientras que los objetos que en verdad atrajeron la atención de Ratzel eran las obras humanas, particularmente los productos de la vida social del hombre en sus relaciones con la tierra.  R. Hartshorne (1939:90).

Sin duda alguna, a Friedrich Ratzel debe acreditarse la más grande contribución individual para el desarrollo de la geografía del hombre.  R.E. Dickinson (1961: 64).

Así, no se encuentra en su Anthropogeographie ninguna expresión abusivamente brutal de las doctrinas ambientalistas a las que su nombre quedó vinculado. P. Claval (1974:53).

Como ocurrió con Ritter, Ratzel fue un brillante expositor, y sus cursos en Leipzig siempre estaban repletos. Algunas veces tanto como 500 personas abarrotaban su salón de clases.  P. E. James (1981: 169/70).

Ratzel creyó haber descubierto las leyes naturales del crecimiento territorial de los estados y felizmente destacó el despliegue colonial contemporáneo de las potencias europeas en África como la manifestación de su búsqueda del Lebensraum. D.N. Livingstone (1992:200).



RESUMENFriedrich Ratzel fue un geógrafo muy bien conocido por sus contribuciones al desarrollo de la geografía universitaria en Alemania.  Su obra más importante, Anthropogeographie, es considerada como la pieza fundamental para el establecimiento de la geografía humana como rama científica especializada. No obstante, él fue también un especialista avezado en geografía política, ciencia a la cual contribuyó las tesis sobre la estructura orgánica del estado. Sus ideas sobre el Lebensraum fueron tan controversiales como aquellas referidas a la relación hombre-naturaleza, a partir de las cuales algunos geógrafos americanos de principios del siglo XX promovieron el determinismo geográfico. En esta nota, escrita con ocasión del centenario de su muerte en 1904, se enfatizan sus aportes para la consolidación de la geografía como una ciencia social moderna.

Epígrafes.  Ratzel – historia de la geografía – geografía humana – geografía política



Referencias citadas

Bassin,  Mark.  1987.   Friedrich  Ratzel, 184 4 -1904.   In:  Geographers:  Biobibliographical  studies,  T.W.
    Freeman, ed.,  vol. 11, 123-132.
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De Carvalho, Marcos B. 1997. Diálogos entre as Ciências Sociais: un legado intelectual de Friedrich Ratzel
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   Barcelona), N° 34, 10 de junio. Consultada: octubre, 2004:
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Dickinson, Robert E. 1969. The Makers of Modern Geography. London, Routledge and Kegan Paul.
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Kroeber, Alfred L. 1952. The nature of culture. Chicago, The University of Chicago Press.
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Mercier, Guy. 2001. The Geography of Friedrich Ratzel and Paul Vidal de la Blache: A comparative analysis.
    Geography Online, vol. 1(1), consultada febrero 22, 2004:
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    Cambridge University Press.


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Correspondencia: Dr. Héctor F. Rucinque, Geógrafos & Asociados, Apartado 84977, Bogotá DC, Colombia
hrucin@cable.net.co


Forma de citar este artículo:
Suggested citation

Rucinque, Héctor F. ,  Durango-Vertel, Jairo. 2004.  El  centenario  de  Ratzel  [Nota  editorial]. GeoTrópico, volumen 2 (2), online: http://www.geotropico.org/2_2_Editorial.html. Último acceso: [fecha...]


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Friedrich Ratzel (1844-1904)