ABSTRACT. The world geographical community has been commemorating Alexander von Humboldt’s bicentennial of his scientific explorations through the New World tropics (1799-1804). In the light of his manifold contributions to 19th-century science, Humboldt’s work in geography is emphasized. Besides his written works, his enduring sense of scholarly respect for nature and mankind, as well as his dedicated and rigorous style of research are stressed as his paramount legacy to geographers. The article contends that, in particular, geographers in the tropical realm should earnestly try to emulate Humboldtian research, and build upon what the founder of modern geography started two hundred years ago.
Key words: Humboldt, history of geography, tropical geography
Hace doscientos años, Alexander von Humboldt estaba casi terminando su trabajo de exploración científica en tierras sudamericanas. Había desembarcado en Cumaná, Venezuela, en julio de 1799, desde donde dio comienzo a un periplo memorable que lo llevaría por territorios de este país y luego, sucesivamente, a Cuba, Nueva Granada, Ecuador, Perú, México y nuevamente Cuba, para retornar a Europa por Burdeos en junio de 1804, tras una breve parada en Estados Unidos. Desde 1999 en adelante y hasta el 2004, la comunidad científica mundial, con mayor o menor dedicación y relevancia, según los países que lo recuerden, ha conmemorado el bicentenario de aquella gesta. Nuevamente se ha exaltado la dimesión erudita de los Voyages aux régions équinoxiales du Nouveau Continent y, en general de la obra humboldtiana, hasta culminar en el Cosmos. Y otra vez los geógrafos, como los más afectos, hemos pagado nuestro tributo de venerando reconocimiento a quien muchos proclamamos como la figura cimera de nuestra historia disciplinar.
Parecería como innecesaria y casi redundante la participación de GeoTrópico es estas celebraciones, que ya casi llegan a su fin. Pues en los cuatro años anteriores la biografía de Humboldt ha sido reexaminada a profusión y su legado sujeto a reflexión en seminarios, congresos y reuniones, amén de la renovación y enriquecimiento de la bibliografía pertinente. Uno de nosotros contribuyó con un artículo de bicentenario (Rucinque y Jiménez 2001), apenas un ensayo más, sin pretensiones, entre las excelentes piezas logradas en esta ocasión efeméride (e.g. Kohlhepp 1999; Lepenies 1999). Pero dos circunstancias justifican la expresa intervención de la revista en la ya larga lista de actos conmemorativos. Por una parte, esta publicación está enmarcada dentro de la parcela científica que Humboldt cultivó, la geografía; y, por la otra parte, el interés especializado de GeoTrópico se ubica dentro de uno de los ámbitos temático regionales a los que el sabio dedicó su mayor esfuerzo de investigación: el mundo tropical. Humboldt es el especialista de la zona tórrida par excellence.
El legado principal de Humboldt no puede singularizarse, en el contexto contemporáneo actual, meramente en el simple prontuario cuantitativo de su obra publicada e infinidad de veces reimpresa. La cual, claro, es en sí misma pasaporte a la perpetuidad bibliográfica de su autor, y en donde reposan incontables muestras de la sabiduría y trascendencia de pensamiento humboldtiano, amén de datos de investigación sustantiva compendiados y analizados dos siglos atrás. Pero por sobre todo ese legado, hoy debe enfatizarse el estilo de trabajo de Humboldt, acucioso, de fanática seriedad, perseverante y orientado a la producción de resultados que sirvan a la sociedad, talante propio de verdaderos sabios. Se dirá que las ventajas particulares de cuna y entorno le favorecieron como a nadie le haya ocurrido jamás en la comunidad geográfica. Cierto. Pero entre los de su clase, la inmensa mayoría, si no todos, optarían por la vida de opulencia, molicie y a veces de disipación, muy corriente en los medios cortesanos y aristocráticos de su época. Uno de los méritos del Barón de Humboldt fue precisamente soslayar tan obvia tentación para dedicarse al extenuante y excluyente ejercicio de la ciencia, sacrificando fortuna, opciones fáciles de poder y las veleidades de una vida descomplicada, a favor de planes de investigación en ultramar, de incierto suceso y no pocas veces riesgosos. Ni qué decir de sus ideas en soporte de las mínimas reivindicaciones de los desposeídos y marginados de allí y acá, bien adelantadas a su tiempo y poco menos que exóticas, irreverentes y peligrosas de esgrimir dentro de su medio social.
Para los geógrafos de todos los tiempos futuros, la vida y obra científicas del modernizador de su disciplina habrán de seguir siendo espejos de inspiración y consideración insoslayables. La excepcionalidad de la figura del sabio no debería amilanar a nadie al tratar de emularla. No de superarla, pues no se trata de librar ninguna competencia, que requiere contendores activos en contexto contemporáneo. Desde luego, la propia dimensión monumental de la obra humboldtiana siempre será un reto para mentes y voluntades excepcionales. Con todos los desarrollos científicos posteriores a Humboldt, en términos de metodología, técnicas y descubrimientos, ¿podríamos identificar alguna figura que siquiera se aproxime a su inusual dimensión? La disciplina geográfica ha contado con la ocasional aparición de sabios de renombre, a veces de proyección transdisciplinaria como aquél, Sauer, por ejemplo, pero la mayoría ingresa a la heredad que gradualmente se destiñe en el registro histórico. Tal vez el énfasis reciente en el trabajo teórico excluyente, una especie de síndrome nomotético, en el que por cierto descuellan geógrafos como un Harvey --o un Santos en el medio tropical--, le resta oportunidades al trabajo sustantivo. Pareciera necesitarse un alto en el camino, para que un avant-garde de los paradigmas de una geografía renovada y equilibrada permita la repetición de hazañas productivas, con alto componente empírico, aplicado y globalista, como aquella con la que quiso regocijarse el espíritu a la vez universalista y aterrizado del autor del Cosmos.
En suma, para los geógrafos del siglo XXI siempre habrá de ser útil ejemplo la saga intelectual y científica del sabio prusiano. La memoria de Humboldt debe ser una heredad activa y constante y no de anaqueles a la espera de efemérides. A los geógrafos del Tercer Mundo (cuál es ahora el segundo?), les quedan además como herencia muchas de las enseñanzas y predilecciones científicas de quien hace doscientos años inició en serio el estudio de su particular entorno geográfico. Humboldt fue un enamorado de la naturaleza, de su magnificencia y estético colorido, casi explosivamente sintetizados en los variados escenarios del Nuevo Mundo. Belleza prístina y potencial extraordinario, si la agencia humana es prudente y racional, es la evaluación que resume el pensamiento humboldtiano sobre el reino tórrido. Humboldt fue el pionero que nos mostró un inagotable venero de investigación geográfica. La manera de honrar su legado no puede ser otra que la adopción del compromiso de aplicar nuestro esfuerzo a continuar su trabajo con dedicación, responsabilidad erudita y afecto por lo que esta parte del planeta representa para el presente y futuro de la sociedad humana.
Referencias
Humboldt, Alexander von. 1845-1862. Kosmos: Entwurf einer phyusischen Weltbes-chreibung, 5
vols. Stuttgart und Tübingen, J.G. Cotta Verlag.
Kohlhepp, Gerd. 1999. Alexander von Humboldt en los trópicos del Nuevo Mundo – Reflexiones
sobre el bicentenario del inicio de su “Viaje a las Regiones Equinocciales” en 1799. Diálogo
Científico [Tübingen], 8 (2), 9-24.
Lepenies, Wolf. 1999. Alexander von Humboldt: His past and his present. Berlin, 31 May. Web
Rucinque, Héctor F., y Jiménez, Wellington. 2001. El papel de Humboldt en el origen y desarrollo
de la geografía moderna. Semestre Geográfico [Bogotá], 1 (2), 103-129. pdf
RESUMEN. La comunidad geográfica internacional ha estado conmemorando el bicentenario de las exploraciones científicas de Alexander von Humbold en los trópicos del Nuevo Mundo (1799-1804). A la luz de sus múltiples contribuciones a la ciencia del siglo XIX, se hace énfasis en el trabajo geográfico de Humboldt. Por otro lado, además de sus obras escritas, su sentido pedurable de respeto a la naturaleza y a la humanidad, lo mismo que su estilo de investigación, dedicado y riguroso, son detacados como el legado más importante para los geógrafos. El artículo arguye que, en particular, los geógrafos de las regiones tropicales deberían tratar de emular la investigación humboldtiana, y seguir construyendo a partir de lo que hizo el fundador de la geografía moderna hace doscientos años.
Epígrafes. Humboldt, historia de la geografía, geografía tropical
Jairo Durango-Vertel, geógrafo colombiano, Lic. C. Soc. (Universidad de Córdoba), M.Sc. (Programa de Estudios de Postgrado en Geografía, Proyecto UPTC-IGAC, Bogotá, 1991). Vicerrector Académico, Universidad de Córdoba, Montería, Colombia; Co-Editor, GEOTRÓPICO. jairodurango@hotmail.com