online
http://www.geotropico.org
Volumen 1   -   Número 2   -   Diciembre, 2003
Número 1(2)

GEOTRÓPICO,  revista electrónica  --  Volumen 1,   Número 2  --   El Grupo GEOLAT, los Editores y los miembros del Consejo Editorial,  presentamos  a la  comunidad académica y científica  una cordial bienvenida a nuestras  páginas, y los invitamos a continuar su consulta semestral gratuita

____________________________________________________________

Artículo

Los nuevos mundos de la geografía electrónica*


Stanley D. Brunn**
      Ensayo Invitado  
Departamento de Geografía, Universidad de Kentucky,                               (Enghish)             Lexington KY 40506-0027                                                           Versión PDF                                                      
es una revista geográfica electrónica, semestral, de acceso totalmente libre, publicada por GEOLAT.

GeoTropico, a free, online, semi-annual, peer-reviewed geographical  journal,  is published by  the  GeoLat  Group.
www.GeoLatinAm.com

Abstract.   Disciplines and scholarly organizations,  and their professionals and practitioners,  are affected by the introduction of  new technologies  in  the  classroom,   workplace,  public  and  private sectors.   Geography has always been a discipline that introduces and utilizes technologies in writing about,  describing,  analyzing,  and forecasting spatial patterns and processes.  The map is but one of those  technologies  we  have utilized in our geographical inquiries.   Others  are  the  camera,  remote sensing images,  and today,  GIS systems.   Technologies have been used to map landscapes,  activities,  human/environment  interactions,  regions  and  systems  at local and global scales.   What is emerging in the academic  world  and  real  worlds  of  economies,  culture,  public policy,  and geopolitics is the emergence of three “turns,”  spatial,  environmental,  and  information/communication.   Geography is assuming  a  new  and  major  role  in  these  transdisciplinary inquiries,  in part because it is a “fluid” discipline  whose  concepts,  theories,  and  methodologies  resonate  with  new  and  old  fields  in  the humanities,  social  and  natural  sciences.   Many  of  these  emerging  interfaces  are  associated with “electronic geographies, ” that is,  the impacts of ICT (information and communications technologies) on the locus of pioneering research,  professional communication and career advancement,  available resource  materials,  training and certification,  and professional ethics.  These advances also present some challenges to present and future generations of “electronic world” geographers;  these include moves to greater  inclusiveness,  expanding disciplinary and organizational memberships,  acquiring new technical and technological skills, emphasizing the importance of visual learning, and expanding applications to the scientific, policy,  and corporate sector communities.  The challenge for geography and geographers is to explore ways to show the importance of spatial, place and human/environmental knowledge  at  all  scales,  knowledge that is a part of the common ground we share with colleagues in the humanities and sciences.

Key words: transdisciplinary inquiries,  fluid boundaries,  electronic worlds,  21st century scholarship, disciplinary challenges.


   Los avances en las tecnologías de las comunicaciones cambian el mundo del erudito y de la erudición.  Esta  declaración  tiene  para  la geografía relevancia especial en cuanto que en sus propias raíces  la  geografía es una disciplina que tiene que ver con la comunicación.  Aquella, en efecto, comunica información acerca de la tierra, vale decir, espacio, lugar, región, entorno. Las raíces griegas de la geografía, geo -- tierra,  y graphos -- escribir, confirman este vínculo temprano  entre  información,  comunicación,  y  la  propia  naturaleza  de  nuestra  disciplina.  Cuando el geógrafo escribe sobre un lugar,  lo bosqueja, fotografía, o lo representa en mapa; lo que el geógrafo hace es  comunicar a otros información acerca de localidades,  entornos y lugares.   Los  primeros  geógrafos  bien  pueden haber utilizado un hueso,  una  piedra dura, quizás metal,  para hacer marcas sobre roca,  hueso u otra superficie dura,  para  comunicar información acerca de lugares cercanos o distantes, a sí mismos, pero también para otros. Y más  tarde  el geógrafo   (aunque no se le distinguiera con tal etiqueta)   habría de construir a mano mapas, cartas y tablas acerca de rasgos y lugares del planeta. Y, en el contexto actual, hallamos al geógrafo científico utilizando computadores portátiles y laboratorios con bases de datos de imágenes satelitales,  para recolectar y compartir información,  utilizando  SIG para examinar patrones meteorológicos, de cosechas o enfermedades. Todos estos son ejemplos de  geógrafos  --o  de  otros  que  ni  siquiera  se  percatan  que  son  geógrafos--  que usan información  y  tecnologías  de  comunicación  para  describir,  ilustrar,  analizar  y  predecir condiciones terrestres y entornos.


Introducción

    Las tecnologías de la información y la comunicación  (TIC)  con las cuales asociamos hoy el mundo  del investigador y del erudito,  son apenas unas pocas de las muchas que han sido desarrolladas  y  usadas en el pasado.  Otras formas anteriores incluyen el punzón o la pluma, el uso del pergamino para preservar la palabra o el símbolo,  el desarrollo de tintas especiales y colores,  la imprenta,  el tipo movible y,  mucho más recientemente, la máquina de escribir y el  computador.  Estas  innovaciones en la producción y reproducción de la información, que representan  maneras  de  comunicar,  han sido complementadas con otras tecnologías, entre ellas el telégrafo, el teléfono, el cable (subterráneo y submarino),  los satélites, la televisión, el fax,  e incluso las actuales tecnologías inalámbricas.  Así no identifiquemos estas tecnologías como  geográficas,  lo  son  porque  afectan  la  información  que  los  geógrafos  recogemos, describimos,  compilamos,  procesamos,  analizamos,  exportamos y compartimos con otros. Las  tecnologías  de  ajuste  espacial  no  solo  afectan  la  manera como vemos,  analizamos, describimos y predecimos el futuro de lugares y entornos, sino también como cartografiamos. Básicamente el mapa es un producto de información, un producto que ha sido construido con base en información recolectada y de algún modo preparada para ilustración,  análisis y para ser compartida.  En este contexto el mapa es también un producto de la comunicación y una comunicación entre el productor y el consumidor.  Los mapas tienes “idiomas” a su alrededor y dentro de ellos,  idiomas que son familiares para  el  productor,  el  lector y el usuario.  Los mapas más útiles son aquellos que tienen un lenguaje común (información) fácilmente inteligible; tal  lenguaje  pueden  ser  símbolos,  palabras,  objetos  (sombreados,  líneas de costa, etc.), pero también datos útiles sobre lugares familiares y desconocidos. Mientras los humanos más antiguos construyeron mapas de lugares familiares de su vecindad (a menudo meros bocetos), el  cartógrafo  del  siglo  XXI  los prepara sobre planetas y universos fuera de la Tierra.  Pero todos los mapas tienen algunas similitudes fundamentales.   Todos  son  representaciones  de lugares  sobre  superficies,  diseñados para comunicar información acerca de lugares.  Así se utilicen  aparatos  de  baja  o  alta  técnica  en la  elaboración del mapa,  todos,  el lector, el usuario y el productor,  están integralmente involucrados en la producción,  representación y diseminación de información.

    La geografía emergió como una disciplina formal de la academia por su enfoque orientado  específicamente en escribir y comunicar acerca de lugares. Se le otorgó reconocimiento por  su perspectiva singular, a saber, mirar dónde se hallan localizadas las cosas, qué se encuentra dónde, por qué algo se localiza donde lo está, y por qué las cosas son justamente como están, estaban, o podrían estar?  Tal perspectiva hizo de la geografía una disciplina católica, esto es, una que consideraba una amplia variedad de materiales relacionados  con  lugares,  regiones, paisajes,  entornos y geometrías de rasgos espaciales  (redes,  nodos,  jerarquías y sistemas). Mientras  la  geografía  se convirtió en una disciplina institucionalizada que centraba su interés en lo “locacional” y la naturaleza “medio-ambiental” de las cosas,  otras disciplinas también estaban  utilizando  la  información geográfica que se producía.   Es  decir,  hubo  y  hay  una “geografía” producida al otro lado de la geografía, fuera de nuestras maneras tradicionales de definir la geografía.  Tal información bien podría ser acerca de lugares,  regiones,  paisajes y entornos,  pero  también  acerca de cómo se comunicaba esa información,  o sea,  mediante mapas. Los mapas llegaron a ser reconocidos como una manera legítima, popular y aceptable de representar, desplegar, analizar y predecir la información, aunque también llegaron a ser un modo integral como otras disciplinas estudian un tópico,  problema o región.   Así los mapas eran  mucho  más  que  simples  documentos  con  información  gráfica  acerca  de  lugares o regiones,  puesto  que no solo servían como el instrumento para comunicar información a los eruditos dentro de su propia disciplina,  sino a otras disciplinas,  a gobiernos, organizaciones y al público en general.

    Es importante, entonces, reconocer que mucho antes de que se establecieran las disciplinas formales  en  la  universidad  y de  que fuesen incluidas en su misión instructiva  e investigativa, ya  había  sabios  enfrentando  cuestiones  relacionadas con lo que luego se identificaría como geografía.   Algunos  se  hicieron  llamar  a  sí  mismos geógrafos debido a su interés primario enfocado sobre rasgos,  tópicos y problemas geográficos,  aunque también hubo muchos más que se identificaron  a sí  mismos  como  geólogos,  antropólogos,  economistas,  sociólogos, lingüistas,  historiadores,  científicos políticos,  artistas y literatos.  Estos individuos entraron a formar parte de la comunidad  más  grande  dedicada  a  estudiar,  escribir,  ilustrar y analizar información  sobre  lugares  y  entornos.   La  información que  estas personas estudiaban se relacionaba con la tierra, así se tratara de una aldea, una cultura, un ecosistema, una costa, un medio de vida, una red de transporte, un lugar sagrado,  o un estado.  Ellos comunicaban esa información acerca de estos lugares, entornos y lo que hoy llamaríamos redes y sistemas, por medio de palabras, dibujos, grabados, pinturas  y, más tarde, fotografías, películas, televisión, y ahora, la red de ámbito mundial.


Tres “giros” emergentes:  Espacial, ambiental, información/comunicación

     Esta  emergente  preocupación a manera de cuestionamientos doctos acerca de lugares y entornos, puede aproximarse en otros dos contextos. El uno se concentra en preguntas sobre información y comunicación.   El otro es la naturaleza  “fluida”  de las disciplinas.   En lo que concierne  al  primero,  un  término  utilizado  hoy por los críticos sociales teóricos es el “giro espacial”,  esto  es,  el  reconocimiento  de que  espacio o lugar importan o son significativos cuando se mira a la interacción humana,  a su acción,  identidad y organización.   Si  bien  los geógrafos han reconocido desde hace mucho que espacio,  lugar y entorno son importantes para el bienestar y entendimiento humano, muy significativo es que en la ecuación humana los no geógrafos  también  reconozcan  tal  hecho.   Cuando los eruditos que estudian la cultura, idioma, religión, identidad, género, representación e interacción humana,  reconocen el papel del sentido de  lugar,  territorio,  interfaces humano/ambientales y espacio social,  empiezan a relacionarse  con  algunos  conceptos  claves  que  desde  siempre fueron entendidos por los geógrafos.  Estos eruditos pueden ser lingüistas,  novelistas,  críticos de cine,  antropólogos, sociólogos,  historiadores  y  politólogos.   Los  resultados  de  estos  discursos  y  diálogos transdisciplinarios e interdisciplinarios tienden a empañar la naturaleza distintiva no solo de las disciplinas  formalmente  reconocidas,  sino,  mucho  más  importante,  una  búsqueda  de  la materia  de  estudio  común.   Los  geógrafos,  así  sea  que  otros eruditos reconozcan estos conceptos o no, son parte de estos campos  comunes de reciente desarrollo.

      De la misma manera que  el “giro espacial” está emergiendo en las ciencias sociales y las humanidades,   se podría presentar un caso similar por un “giro espacial” en los diálogos que toman  forma  entre  las  ciencias  naturales  o  ambientales  y  las  ciencias  sociales  y  las humanidades. Como se notó arriba, los geógrafos no son los únicos especialistas que estudian el medio ambiente. A partir del interés concentrado sobre uno o más conjuntos de fenómenos relacionados con el mundo natural se han construido disciplinas completas;  al  respecto,  nos vienen a la mente la geología,  la biología,  la meteorología,  la  hidrología  y  la  oceanografía. Ahora  se  está  volviendo  corriente reconocer que las relaciones o interfaces hombre/medio ambiente tienen importancia para entender la mayoría de las culturas humanas, identidades e interacciones.  Este  reconocimiento  llega  después  de  los  primeros  escritos  y  análisis deterministas  que usaron varios “ísmos”  (ambientalismo,  probabilismo,  posibilismo)  para explicar por qué y cómo los rasgos físico/ambientales determinaban, controlaban o influían la acción decisoria humana.  Superar tales razonamientos fue crucial para los geógrafos y otros dedicados al estudio de las poblaciones,  culturas,  economías y organizaciones humanas. Al tratar de trasmontar esta manera de pensar,  en  la medida en que su interés era el estudio de las interfaces humano/ambientales,  los geógrafos,  y especialmente los geógrafos culturales, buscaron  negar  la  importancia del medio ambiente para entender los patrones humanos de ocupación, organización e interacción. La reacción excesiva contribuyó a la formal separación de los geógrafos humanos y los físico/ambientales,  y lo que cada grupo estudiaba. Los pocos que trataron de entender los “puentes” entre la geografía humana y la geografía física/ambiental a menudo se quedaron solos y relegados  a  posiciones  marginales en la disciplina geográfica. Pero en la pasada década los mundos de la erudición han cambiado.  Ahora se nota que las cuestiones salientes de las relaciones humano/ambientales,  lo mismo que asuntos ambientales apremiantes, son materia de interés ya no solo en las ciencias ambientales y naturales, sino que los estudian  quienes están en las humanidades y las ciencias sociales.  Se  debate  acerca  de agricultura  sustentable,  paisajes  alterados  por  máquinas,  desmedro de manejo ambiental, conocimiento agrícola indígena, herencia cultural y religiosa, paisajes abandonados (de minería, selvicultura  y  malas  prácticas  agrícolas),  biodiversidad,  moderación  de  catástrofes,  y calentamiento global.  Todos claman más por investigaciones acometidas con el concurso de muchos  que  por  las  adelantadas  en  una  sola disciplina o en categorías amplias como las ciencias  sociales  o  las  ciencias  naturales.   Aún más,  las disciplinas que buscan salvar las divisiones o brechas en el entendimiento tienen la oportunidad de jugar un papel distintivo e importante en la indagación erudita y en las organizaciones eruditas.  Y debido a sus largas y  ricas tradiciones en el estudio de espacio y lugar y relaciones humano/ambientales, la geografía se mantiene en el filo de la balanza para jugar un papel clave, no solo sirviendo de puente con otras disciplinas, sino creando puentes.

     El  más  reciente  “giro”  que  está  surgiendo podría llamarse el “giro de la información/
comunicación”. La evolución de este giro puede seguirse en las sociedades occidentales con economías postindustriales o cuaternarias. En estas economías la  información o conocimiento es la marca distintiva. Tal información podría referirse al uso del suelo y a valores de la tierra, pero  también  a  la  banca  (donde el dinero es información),   la  salud pública  (la salud es información), el entretenimiento (cine, tv, libros, revistas, etc.),  la publicidad (toda publicidad es  información),  publicación   (lo  que  se  publica  es  información),   y transmisión (radio, televisión).   El  crecimiento  de  estas  “economías  de  información”  se  evidenciaba  en  la producción,  intercambio  y  manipulación  de  todo  tipo  de  información.   Mientras que el periodismo y la radiodifusión se identificaron desde temprano como disciplinas que estudiaban estas  economías  de  la  información,  algunas  otras  disciplinas terciaban en la competencia. En  éstas  se  incluye  el  mercadeo,  las  telecomunicaciones,  la publicidad,  la ciencia de la computación,  estudios del ocio,  educación/aprendizaje a distancia,  y otros campos nuevos como  el  fotoperiodismo,  desarrollo  de  software,  transferencia  de  tecnología,  predicción electoral y tecnologías de la información/comunicaciones.  Los geógrafos también entraron en escena, no solo porque las relaciones espaciales dentro y entre las ciudades,  países y lugares habían  cambiado  gracias  a  modos de comunicación y transporte más rápidos y mejorados, sino porque ellos tenían interés en cartografiar estos espacios de información.  Como se dijo antes,  el  mapa  siempre  ha  sido  una  poderosa  herramienta  en  el  arsenal  de quienes lo producían y utilizaban.   Y qué podría ser más valioso que el uso del mapa o las proyecciones  o  elementos  de  los  mapas   (colores,  símbolos,  lenguajes),   para  una  vez más ilustrar la importancia  de  la  información en mundos cada vez más pequeños.   Mediante el uso de los Sistemas de Información Geográfica  (SIG)  y  de  la  Ciencia de la Información Geográfica (CIG),   los  geógrafos  han  dirigido  la  utilización  de  muchas  innovaciones  acerca de las proyecciones  cartográficas,  para  ser  usadas  por  otros  interesados  en la  producción de información,  lo mismo que su diseminación,  manipulación  y  uso.   Con  la  aplicación  de tecnologías  modernas,  los  mapas  de  casi  cualquier  cosa  y  a cualquier escala se pueden producir  instantáneamente,  ser enviados a cualquier parte,  y  utilizados para casi cualquier propósito  y  por  cualquiera.   Lo  mismo  es  aplicable  a las  imágenes visuales: fotografías, imágenes de televisión,  o imágenes en Internet.   Todos estos son productos de información. Al  entender  hoy estas representaciones de la información en el mundo actual,  y cómo están relacionadas con globalización,  imperialismo,  hegemonía,  o tiranía,  uno tiene que reconocer sus vínculos con la información.  Y así  como la geografía contribuye a nuestro entendimiento de las redes de información y a su flujo,  producción  y  consumo,  lo  propio  hacen  otras disciplinas.  La  geografía  se  halla  en  una  buena  posición  para  tomar  ventaja  de  estos desarrollos,  precisamente porque en esencia la información sobre lugar,  espacio,  región  y paisaje  es  acuciosamente buscada por otros en muchos campos de estudio.  No solamente por  quienes  se  dedican  a  estudiar patrones meteorológicos y mercados de la bolsa,  sino también  por  aquellos  interesados  en  inversiones  en  finca  raíz,  flujos  de  inmigración, diseminación de enfermedades,  destrucción ambiental,  venta de destinos turísticos y flujos locales y globales de turistas. Todos los productores de información están también interesados en “preguntas de geografía”, tales como ¿dónde puedo vender mis magazines, mi música y mis videos,  equipo  deportivo,  nuevas  comidas  y  bebidas,  nuevas modas y estilos de corte de cabello,  productos biotécnicos,  programas de televisión, y teléfonos celulares?  Todos estos son productos de información en los que uno utiliza varias tecnologías de las comunicaciones para “vender” el producto.


La geografía como una disciplina “fluida”

      Debido al enfoque de la geografía de considerar su objeto de estudio de manera común con  las  humanidades  y  las  ciencias,  o las ciencias humanas y naturales,  a  veces  ha  sido denominada la disciplina puente,  o también una disciplina de interfaz  o fusionante.  En otras palabras,  se trata de la disciplina más comprometida en el estudio de las relaciones entre los fenómenos  humanos  y  físicos.   Si bien estas son perspectivas o definiciones sobre las que muchos  profesionales  pasados  y  presentes  pueden  estar de acuerdo,  prefiero pensar la geografía  actual  como una  disciplina fluida.   Es  “fluida”  en  tres  sentidos.  Primero,  las demarcaciones o divisiones entre geografía humana y física tienen menor claridad; en verdad los límites intelectuales se han hecho difusos,  lo  que  está  muy  bien.  Dentro  de  cualquier disciplina,  e incluso entre disciplinas, muy rara vez se puede fraccionar la sabiduría en bonitos y nítidos paquetes “informativos” (intelectuales). En segundo término, es fluida en el sentido de que  el  contenido  intelectual de muchas disciplinas es menos fácil de definir y organizar. Esta descripción  cae  bien  entre  quienes  trabajan en las interfaces que median entre la física y la química,  la biología y la antropología,  la salud pública y la ciencia ambiental,  legislación de inmigración y geopolítica, ciencias planetarias, y las artes visuales (fotografía, pintura, escultura y paisajismo).   También podemos detectar la emergencia de esta fluidez en los vínculos de la geografía con la biología, la sostenibilidad, la medicina, gerontología, la geofísica, el mercadeo y  el  regionalismo  (un campo sobre el cual  media  docena  de  disciplinas pueden reclamar legitimación).  Tercero, hay el reconocimiento de que los nuevos paradigmas o “giros”, como se describen arriba,  están llevando a un replanteamiento de qué con exactitud es el núcleo de una disciplina?   ¿Qué tan distintivo es ese núcleo?  Y realmente una pregunta fundamental es ¿qué nos dicen hoy todas estas preguntas acerca del paisaje intelectual?

      Mientras existen sabios en muchas disciplinas (no solo en geografía) que probablemente lamentan la “pérdida de su núcleo” y se desesperan por la “fragmentación del conocimiento” en todo  su  entorno  (lo que en realidad indica cómo ven ellos el mundo),   hay  otros  que  consideran los mundos actuales de la sapiencia y del conocimiento como más abiertos. Ellos reciben con beneplácito nuevas perspectivas, puntos de vista, modelos y teorías  alternativas. O sea que no hay  “retirada”  de  un  núcleo,  sino más bien un despertar  o  re-despertar de algunas nuevas avenidas, modelos y teorías para describir, analizar, pronosticar y cartografiar lo que ellos han estudiado desde hace tiempo. El estado del aprendizaje ahora está hurgando en  los  intersticios  o  en  aquellos  lugares  donde  están  emergiendo  nuevos  campos  y subcampos.   Esta  afirmación  puede  aplicarse  en  igual medida tanto a las ciencias físicas y naturales como a las ciencias sociales y del comportamiento, y a las humanidades. En cada uno de los “giros” mencionados en la sección anterior hay algunas maneras nuevas y posiblemente diferentes  de  observar  las  relaciones  humanas,  culturas,  paisajes,  eventos,  economías, actividades  y  organizaciones.    Estas  perspectivas  son  paquetes  de  “información” inherentemente diferentes. Podrán venir empaquetadas de manera diferente o familiar para los geógrafos;  podrá haber nuevos vocabularios,  teorías,  paradigmas y sistemas.  Pero podrá también haber nuevas maneras de mirar fotografías,  pinturas, películas, anuncios publicitarios, y mapas, lo mismo que símbolos, gráficos, colores e imágenes (satelitales y del tipo caricatura). Inherentemente todos estos son productos de información que se están comunicando a otros, algunos a disciplinas con herencias intelectuales similares (las ciencias o las humanidades), pero también a quienes se hallan forjando nuevos terrenos intelectuales.

      La geografía es una de esas disciplinas que, debido a su herencia intelectual trascendente y  de  traslape  --es decir, con su enfoque sobre fenómenos terrestres y fenómenos humano/ ambientales-- puede con facilidad ayudar a otras disciplinas a aprender sobre lo que significan estos  “giros”  intelectuales en el estudio de la condición humana.   Pero también la geografía puede  fácilmente  aprender  de  esas  otras  disciplinas  basadas  en  lo  ambiental  o  en información/comunicación.   Ellas  pueden  ayudar  a  los  geógrafos  dedicados al estudio de tópicos tales como calidad de vida,  religión e identidad,  justicia social,  o a un más profundo entendimiento de la condición humana. En este sentido,  la “fluidez” de la geografía es positiva y contribuyente a la naturaleza difusa e indistinta de la erudición actual. Los geógrafos son a la vez exportadores e importadores de conocimiento,  pero también son “guardabarreras” en el sentido de que ellos pueden demostrar la importancia clave que juegan el espacio,  el  medio ambiente  y  las  tecnologías  de  la  información/comunicación en el estudio de los fenómenos terrestres. El mapa es apenas uno de los muchos ejemplos de esta nueva importancia que tiene la geografía en muchos medios académicos,  de la política y del sector privado.  Mientras que el mapa es parte inherente  de  “la composición genética”  de  casi  todo geógrafo,  nosotros también reconocemos que los mapas,  así sean dibujados a mano o producidos por SIG, son importantes para quienes estudian sistemas planetarios comparativos,  la  anatomía  humana, patrones de circulación en ciudades, procesos erosivos, o en la definición de límites en tierra, mar y aire.

     Todas las tecnologías mencionadas arriba, así sea de cartografía, satélite,  computador o inalámbrica, han cambiado la geografía. Pero éstas también han cambiado los geógrafos y la manera  como  ellos  se  ven  a  sí  mismos,  su  propio  entrenamiento y lo que ellos pueden contribuir en apoyo de otros para la comprensión de las relaciones humano/ambientales.


Evolución de la geografía electrónica

     Las  disciplinas,  y  los  eruditos  afiliados  en  sus  cuadros,  cambian como resultado del intercambio  intelectual  que  ocurre entre éstos y con los campos y subcampos relacionados. Es de esperarse  que  la  instrucción e investigación de los geógrafos económicos transpire la  influencia de la economía,  mercadeo,  finanzas,  ciencia del manejo industrial,  pero también posiblemente  los  estudios  sobre  la  mujer,  la economía regional y la política pública.  Del geomorfólogo  fluvial  se  notaría  su  seguimiento  cercano  de  la  investigación que se está realizando  en  hidrología  y  geología  de  superficie,  y también posiblemente en ecología de paisaje,  biometeorología,  política  pública  e  ingeniería  social.  Y el geógrafo interesado en mapas e imágenes encontraría la resonancia de sus intereses en percepción remota, ciencia de los SIG y cartografía automatizada,  probablemente en relación con fotoperiodismo,  estudios fílmicos, publicidad, selvicultura y arqueología. Estos ejemplos, y otros que podríamos traer a cuento, ilustran que los tópicos, técnicas, modelos, teorías y métodos utilizados por geógrafos de  formación  tradicional  o  contemporánea tienen su atractivo adicional fuera de nuestros límites disciplinarios.

     Lo que hoy estamos presenciando en la sociedad,  por  lo  menos  en  gran  parte de los mundos  ricos,  desarrollados  y  urbanizados,  es  la  introducción de nuevas tecnologías de información/comunicación que están transformando no solo nuestra vida privada, sino nuestra vida académica y profesional.  Yo no estoy hablando del teléfono,  la máquina de escribir,  la radio y la televisión,  todos los cuales cambiaron el espacio,  el entorno y los contenidos de la información/comunicaciones de los individuos,  hogares,  áreas rurales y ciudades,  y estados. Más  que  eso,  me  estoy  refiriendo  al  impacto de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC),  esto es,  computadores,  la Internet,  la  WWW  y  las  tecnologías inalámbricas (incluso teléfonos celulares y computadores portátiles operados por baterías). Se trata de tecnologías que manejan varios tipos de información: numérica  (conjuntos de datos), visual (fotografías, imágenes, mapas, gráficos), sonido y palabras (texto). ¿De qué manera han cambiado estas tecnologías a la geografía y a los geógrafos?  ¿Cómo están cambiando lo que hacen los geógrafos, cómo lo hacen, y dónde lo hacen? Y ¿cómo han transformado estas TIC la  naturaleza de  la enseñanza y el aprendizaje de nuestras disciplinas y profesiones,  nuestras organizaciones profesionales y un mundo todavía definido por fronteras de estados?

     Más  adelante  enfoco  mi  atención  sobre  algunos de los rasgos salientes de los nuevos mundos  de  la  geografía  electrónica.   A  esta  discusión la siguen algunos de los retos que enfrentan eruditos, organizaciones e instituciones,  y el Estado.   Antes de proseguir,  vale  la pena  mencionar  mi  creencia  de  que  la  geografía puede proveer un papel esencial para la comprensión de estos nuevos mundos y los retos que ellos plantean. La razón, que los rasgos, desarrollos,  problemas y futuros de las nuevas TIC son  inherentemente espaciales.  Algunos lugares  (hogares,  universidades,  ciudades, regiones y países)  experimentarán primero estos nuevos mundos,  otros más tarde,  y quizás algunos se tarden mucho más.  En otro contexto, todavía  existen  lugares  (hogares,  universidades,  ciudades,  regiones  y  países)  pobre o escasamente conectados a algunas TIC más viejas,  incluso en los países ricos,  desarrollados e industrializados.   Hay  lugares  que  carecen  de  electricidad  y,   ni  para  qué  decir,   de refrigeradoras,  teléfonos y televisores; carecen,  por supuesto, de conexión a Internet, acceso a la WWW y cobertura de noticias por satélite.  Pero tales lugares pueden utilizar tecnologías inalámbricas, en caso de que alguien las pueda costear y que aprenda a utilizarlas. Anoto estas salvedades  al  margen  puesto  que  estoy  bien  consciente de las “brechas” tecnológicas que experimentan  individuos,  hogares,  universidades,  negocios  y  ciudades en varias partes del mundo. Si bien el glamour de las TIC en el mundo rico y “neo-rico” recibe mucha publicidad y visibilidad, en el mundo en desarrollo hay muchos más lugares donde estos avances son raros o desconocidos.

Los diez aspectos claves de los mundos electrónicos

     Hay un número de aspectos sobresalientes que definen los mundos electrónicos. En cada uno de los que se enumeran enseguida discuto su importancia para los mundos de la erudición y para el erudito individual.   Muchos de éstos,  en realidad la mayoría,  tienen importancia no solo para la geografía y los geógrafos. Más que eso, ellos podrían, deberían y habrán de tener aplicación para los eruditos de muchos campos.

1.    Encadenamiento global. Los avances asociados con la Internet cambian la escala y las dimensiones de la erudición y las comunidades eruditas.   El que las bibliotecas,  laboratorios, oficinas  e  individuos  estén  conectados  electrónica  y  globalmente significa que ahora hay más  disponibilidad  de  nuevos  “mundos”  que antes.   En  un  sentido  ideal  (que no existe necesariamente en la realidad), uno podría contactar “a cualquiera en cualquier parte, en todo momento, acerca de cualquier cosa”, o tener acceso “a cualquier cosa que se haya escrito en todo tiempo,  acerca de cualquier materia,  por cualquiera”.   Uno  podría  enviar  o  recibir información desde su residencia ocasional en una remota (tradicionalmente hablando) isla del Pacífico  Sur,  o  mientras  cena  en  un  cybercafé  de  Ámsterdam,  o desde un crucero de vacaciones  a  través  del  Océano  Índico  del  Sur,  o mientras reporta in situ la destrucción ambiental  del  Sahel.   Las realidades del encadenamiento electrónico les permiten a quienes están  conectados  intercambiar  a  bajo  costo,  fácil y rápidamente con otros  (individuos o grupos)  ideas,  datos tabulados,  fotografías y mapas.   (Lo del costo puede ser debatible.) Mientras que las transacciones entre eruditos, o entre éstos y las bibliotecas y organizaciones demandaban  semanas  o  meses  en  los  días  pre-Internet,   tal  espacio  de  transporte  y comunicación en muchos casos queda hoy reducido a menos de diez segundos. (Asumiendo que los sistemas operen y que sepamos como usarlos!)   La  circunstancia  de  que cualquier lugar  pueda  ser  alcanzado  en  segundos  ha  contribuido  a  la  muerte  de  la  distancia o de su  tiranía  como  obstáculo  para  la  adquisición  de  información   (no  necesariamente  al entendimiento).

2.  Comunidades y comunicación electrónica eruditas. La naturaleza de la comunicación erudita  está  cambiando  la  configuración  de  las  organizaciones y sociedades académicas. Anteriormente  éstas  fueron  fuertemente  nacionales y estaban formadas por muchos que se conocían entre sí personal y profesionalmente; ahora las TIC han cambiado la comunicación y las comunidades. La palabra de viva voz, el intercambio de cartas y las conversaciones en las conferencias  nacionales,  se  complementan  ahora  con  la  correspondencia por e-mail,  la suscripción a servicios de lista, en los que algunos son activos, otros menos activos y todavía otros  “latentes”,   y donde los suscriptores entran y salen de los grupos de discusión erudita. La  “membresía”  de  estas  comunidades electrónicas y virtuales puede estar constituida por cualquiera  que  comparta un interés en este o aquel tema o problema;  sus miembros pueden ser  profesionales  en  un  campo  dado  con  muchos años de experiencia y una larga lista de publicaciones eruditas, o también estudiantes (jóvenes y viejos),  espectadores interesados, y profesionales  de  campos  afines  que  se  “incorporan”  (join)  para aprender sobre nuevos métodos, vocabularios, bases de datos e información sobre artículos, libros y conferencias en camino.  Los servicios de lista (listservs) profesionales sustituyen también mucha información “de papel” que anteriormente era distribuida por las organizaciones y asociaciones nacionales.

3.     Publicación  electrónica. El  periodismo  electrónico  ya  es una realidad. Se podría anticipar  que  la  futura  “revista electrónica”  tendrá un contenido más  “visual”  que de texto escrito.   El  “texto”  serán más  “viñetas” que párrafos.   Esta tendencia ya la observamos en muchos  informes  producidos  en  el  sector  privado,   constituidos  por  apartados  cortos, objetivos  y  sucintos.   (Este formato visual, gráfico y colorido explica el éxito del periódico diario USA Today,  que presenta los ítems  “noticiosos”  en  formatos atrayentes [casi festivos y seductores].)   Los mundos de la publicación electrónica  verá la emergencia de verdaderas revistas “nicho”, muchas de las cuales podrán tener circulación muy reducida y corta “duración de vida”. Las revistas disciplinarias líderes seguirán siendo medios importantes donde publicar, pero  también  lo  serán  las  revistas  electrónicas  donde  uno  puede  remitir  un “manuscrito electrónico”  y  ver  aparecer los resultados de una investigación en formato electrónico una o dos  semanas  después  de  un  descubrimiento.   Un interrogante aún no resuelto que está ya preocupando la academia es cómo “cuentan” las “publicaciones” en revistas electrónicas para efectos de promoción y tenencia?  ¿Tiene una “publicación electrónica” tanta influencia como un artículo o informe publicado en una revista convencional impresa en papel?  ¿Cuentan por igual las “citaciones” que aparecen en revistas electrónicas como las de las revistas de papel?

4.      Los  orígenes  del  conocimiento  de  punta.  Un  mundo  erudito  electrónico  está cambiando las  localidades donde  se  produce  el  conocimiento  nuevo.  Puede tratarse de conocimiento acerca  de  tópicos  familiares,   aunque también de tópicos que surgen como resultado de la rápida  diseminación  de  información  producida  por  quienes hacen parte de nuestra propia especialización y  por quienes se hallan  en campos afines.  Si  bien  es  cierto  que  las universidades de tradicional “nombradía” dotadas de un profesorado bien conectado, enormes bibliotecas y grandes laboratorios de investigación fueron un tiempo consideradas las fuentes  de  las  más  importantes  rupturas,  tal cuadro ha cambiado dramáticamente con el desarrollo  de  la  Internet.   La  facilidad  que  tienen  los  científicos  en  todas  partes  para  comunicarse  (la “democratización de la erudición”),  el  fácil  acceso a las revistas, a trabajos  de  referencia  y  a  bases  de  datos,   y  la  inmediata  disponibilidad  de  los  resultados  de investigación nueva  en  forma  electrónica  (esto es,  antes de las revistas impresas en papel),  ha  significado que los nuevos descubrimientos puedan surgir de universidades, laboratorios y oficinas profesionales menos conocidas,  en  cualquier  parte  del  mundo.   El  individuo  que produce el nuevo conocimiento o producto no tiene por qué ser un reconocido líder, pero sí podría ser un desconocido de la comunidad  erudita.   Podría incluso tratarse de alguien que apenas inicia una carrera,  sin el pedigrí académico o las necesarias conexiones profesionales que antes habrían sido necesarias para publicar en una revista profesional de importancia. Y podría  ser  una  ruptura  lograda  por  un  equipo  internacional  e  interdisciplinario  cuyos  miembros solo se conocen  entre  sí electrónicamente. Y en algunos campos, la ruptura bien podría provenir de alguien que trabaja en su propia casa.

5.     La aparición de las bibliotecas virtuales.  Las bibliotecas están  siendo dotadas de un “look”  diferente  a  los  que  nos  tienen  acostumbrados.  Como estructuras permanentes, a menudo  con  vistosa  arquitectura  e  interiores  confortables,  repletas de libros y revistas,  la biblioteca del presente y futuro electrónicos contiene información grabada en discos y archivos computarizados,  computadores y salas para escanear textos,  reproducir imágenes y traducir documentos.   Los  bibliotecarios  y  técnicos  ayudan  a  conseguir  y  recobrar información electrónica (visual, numérica, textual). Las fuentes que uno puede consultar mientras trabaja en un  proyecto  es  posible que provengan en  formato electrónico de cualquier parte del mundo. En el mundo electrónico es incluso posible que nuestra propia biblioteca personal tenga mucho espacio dedicado a computadores de variada capacidad, lo mismo que espacio para archivos electrónicos en vez de materiales impresos (revistas y libros). En muchas partes las bibliotecas públicas  y  privadas  ya  están  preparando  sus  materiales  para  acceso  electrónico.  Las universidades,  gobiernos,  compañías privadas e individuos desarrollarán materiales para uso electrónico,  poniéndolos  a  disposición  del  usuario  a  bajo  costo,  o gratuitamente.  Esos materiales pueden ser documentos históricos y bases de datos, mapas y cartas, fotografías, lo mismo  que  texto.   En pocas palabras,  uno podría lograr pronto acceso,  a  través  de  una biblioteca pública o repositorio privado,  a un mapa o fotografía acerca de cualquier cosa en cualquier materia (por un costo!).  El Proyecto Alejandría (una biblioteca virtual global) es un paso importante en tal dirección.

6.     Programas virtuales,  grados y certificación.  El terreno educacional será cambiado por la disponibilidad de más información en más fuentes, por la facilidad con la que las fuentes (individuales, de sociedades, bibliotecas, etc.)  puedan ser consultadas electrónicamente para obtener  datos de todo tipo (mapas, textos, documentos, fotografías, archivos, bases de datos, etc.),  y  por  el  uso  que  de  tal  información hagan los especialistas o futuros profesionales. Valgan dos ejemplos.   Uno  podría  tomar  un  curso  en biogeografía tropical ofrecido para crédito por la Universidad de Ibadan, o por la Universidad de West Indies.  El contenido del curso  podría  incluir  materiales  suministrados  por  profesores  residentes  de  universidades situadas  en  Costa de Marfil,  Kenya,  Madagascar,  Indonesia,  Brasil,  Costa Rica,  Haití y Trinidad.   La  lista  obligatoria  de  lecturas  incluiría  materiales  que  uno  podría  obtener electrónicamente  en  bibliotecas  de  París,  Roma,  Génova, Mombasa,  Accra,  Ciudad de México,  Miami,  Belem,  La Habana,  Singapur y Suva.   Profesores  adscritos  a  treinta universidades alrededor del globo y que se especializan en botánica tropical,  biodiversidad, taxonomía,  modelos  ecosistémicos y cartografía de la vegetación estarían disponibles para consulta de quienes tomen el curso.  Ejemplo dos.   Alguien podría matricularse en una clase virtual de métodos de campo sobre "Asentamientos Informales Comparativos" en la que los estudiantes, dirigidos por profesores y especialistas de ONGs  en diferentes ciudades de Asia y África, utilizarían fotografías satelitales de alta resolución para cartografiar los usos del suelo, densidades de población,  microclimas,  movimiento del transporte y recursos de agua en las principales  ciudades.   Hay  en  el  horizonte  otras  dos  dimensiones  de  aprendizaje virtual. Primero,  uno  podría  ser  certificado  en  programas  adaptados  para  profesionales  o para-profesionales que desean habilidades ofrecidas por especialistas de diferentes países.  Podría tratarse  de  programas  de  corta  duración  (4-6 semanas)  sobre agricultura sustentable de latitudes medias,  preparación para desastres en megaciudades,  monitoreo de elecciones en regiones  de  conflicto  cultural,  o  empoderamiento  de  género en Asia del Sudoeste.  Estos cursos podrían ser “áreas menores” académicas que complementen el grado otorgado por una universidad donde uno tomó las clases oficiales en modalidad presencial. Estos cursos podrían ser hechos a la medida para el generalista y el especialista, sin consideración de  antecedentes. Algunos  podrían  tener  una  estructura  más  formal,  otros  ser  básicamente  “autodidactas”. Segundo,  uno podría obtener  un  “grado virtual”  de  una  universidad  uni- o multimodal que funcione como universidad electrónica.   Es decir,  en este caso todos los exámenes, créditos, pagos por instrucción,  verificación del grado, etc.,  son manejados por una universidad cuya dirección  oficial  de  correo y oficina electrónica podrían estar situados en cualquier parte del mundo.

7.      El inglés como lengua internacional  de la erudición.   La  Internet ha promovido al inglés como el idioma dominante del diálogo internacional.   Quienes ya saben leer,  escribir y hablar  inglés   se  hallan en posición ventajosa para poder usar Internet en la comunicación y aprendizaje de la información que llega a la pantalla.  Para quienes no saben inglés,  les queda la posibilidad de usar Internet para aprender no solo materias sino, de igual importancia, para mejorar sus habilidades de lectura y escritura. Los eruditos que publican artículos en inglés se aseguran la garantía de que su investigación llegará a una audiencia numéricamente más grande y de ámbito geográfico mayor que la que pueden lograr en cualquiera otra lengua. Las revistas que  no  publican  en  inglés  corrientemente incluyen resúmenes en este idioma.  Puesto que la mayor  parte  del  “tráfico”  en  Internet  se  hace en inglés,   es otra ventaja que se logra con aprender a usar esta lengua.  Las listservs eruditas,  grupos de discusión,  salas de “chateo”, etc., también están dominadas por el inglés. Si bien el inglés (y usualmente es la ortografía del inglés  norteamericano  y  no  la  británica  la  que  impera)   está  asumiendo este papel casi imperialista en la comunidad erudita internacional, nadie niega la importancia de aprender otras lenguas  y  de  utilizar  otros  alfabetos.  Hay  disponibilidad  de diferentes formatos de teclado y  paquetes  de  software.   El erudito internacional del presente y del futuro en casi cualquier campo  es  alguien que sería capaz  de leer,  escribir y hablar más de dos idiomas principales (preferiblemente cuatro o cinco). Podemos también esperar que los futuros eruditos practiquen más  “cambio de código”  (esto es,  hablar  frases  y  oraciones intercambiablemente en varias lenguas) en conversación, publicación y presentaciones.

8.     Investigación en equipo.   La facilidad de comunicación  entre colegas,  conocidos y desconocidos,  dentro y fuera de nuestra disciplina,  permite emprender proyectos que antes eran difíciles de implementar. La distancia, problemas de idioma, escasez o inaccesibilidad de datos o recursos materiales, todo lo cual fueron barreras para la  interacción profesional y la comunicación erudita en el pasado, se han disminuido gracias a los avances de las tecnologías electrónicas. Incluso los problemas de costo para obtener datos disponibles o desplazamiento a bibliotecas, o para investigación de campo, han dejado de ser obstáculos, especialmente en los casos en que investigación comparativa es altamente deseable. Para los “eruditos solitarios” que emprendían investigación individual porque no había colega alguno en su departamento o universidad  con  similares  intereses,  ahora se pueden conectar electrónicamente con otros residentes en localidades distantes, en diferentes departamentos y universidades, y en el sector privado o en el público. Uno podría anticipar que la investigación en equipo, interdisciplinaria e internacional,  estará  en  capacidad  de  enfrentar algunos problemas que previamente habían evadido  su  examen;  estos  podrían  incluir  las causas de la declinación o incremento de la biodiversidad,  ecologías de enfermedades humano-animales,  desarrollo de la cobertura de usos del suelo sustentables, y la reducción del calentamiento global. (Lo mismo es cierto para quienes estudian la anatomía humana, el sistema circulatorio, y el cerebro.) Muy escasos son los problemas que verdaderamente son de “disciplina específica”; al contrario,  los problemas claman  por  alcance  hacia  fuera,  porque se les confronte más allá de nuestro propio formal entrenamiento  y  manera  de  pensar  disciplinario.   La evidencia de estos empeños trans-nacionales en equipo se verá en la afiliación universitaria y disciplinaria de quienes publiquen informes de investigación y artículos,  las solicitudes de fondos de investigación a fundaciones regionales  e  internacionales,  y  en  las  permutas de fondos para  investigar por equipos de investigación en lenguas múltiples.

9.     Asuntos éticos de perplejidad.  Los avances en TIC proyectan un nuevo conjunto de preocupaciones profesionales éticas.   Esto ha surgido no solo debido al volumen de material que se ofrece gratuito (no realmente gratis!) en Internet sobre casi cualquier materia, sino por los cambios de conducta de algunos eruditos,  a saber,  que ellos deben “probar” a otros su éxito profesional. Y ellos “prueban” su éxito involucrándose en un comportamiento claramente no profesional e inaceptable. Hay varios ejemplos de lo que podría calificarse de conducta no profesional en un mundo electrónico. En estos se encuentra la publicación de resultados (datos y análisis,  incluyendo mapas y fotografías)  que no nos pertenecen y la omisión de créditos y citaciones profesionales apropiadas.  Copiar el trabajo de otro sin citación es plagiarismo; y copiar nuestro propio trabajo anterior sin citar la fuente  es  auto-plagiarismo.  Para  quienes tienen habilidades en idiomas múltiples, traducir sus trabajos o los de otros en otro idioma sin citación es relativamente fácil. Fabricar resultados, basados en datos de campo o laboratorio, para  que  estén  de  acuerdo  con  nuestra hipótesis o para cuestionar la hipótesis de otro, es también  posible,  especialmente  si  los  datos  recogidos  eran  costosos de analizar  (análisis de  laboratorio  muy  caro)   o casi imposible de obtener para otro   (quizás  de  áreas  poco investigadas o de poblaciones humanas con mínima frecuencia de estudio). Aun para quienes aprecian más las palabras que los números o mapas, no es difícil que alguien copie las palabras y las frases de otro. Cuando quienes son “acusados” por sus colegas, estudiantes o sociedades profesionales por el mal actuar  profesional de los tipos descritos,  usualmente  se  presentan desmentidas  farisaicas.   O si se presenta la evidencia de plagiarismo o conducta antiética, la “defensa” puede ser que “todo el mundo lo hace” o que “es tan fácil hacerlo, que no pensé que sería cogido”.  Sin consideración a la naturaleza de la conducta o a las causas,  se  reconoce que  las  TIC  pueden  contribuir a tal conducta.   También significa que las organizaciones y comunidades eruditas tienen que confrontar  los  aspectos  éticos  de  frente,   incluyendo  la instrucción a nuestros estudiantes sobre la erudición profesionalmente aceptable. La naturaleza de la investigación y publicación eruditas están básicamente en discusión.  Estos aspectos son hoy del interés de quienes hacen parte de todos los campos profesionales.

10.    El Estado permanece importante.  Mientras los teóricos sociales críticos,  entre ellos algunos geógrafos,  discuten  sobre el “ahuecamiento” del Estado,  o sea,  su minimización o desaparición de la escena internacional debido a la globalización y a la difusión de las TIC, el Estado está lejos de desaparecer como un actor principal en el mundo erudito.   Sin lugar a dudas, las llamadas telefónicas internacionales se pueden hacer con mayor facilidad, rapidez y a menor costo que hace una década, las máquinas de fax permiten el envío de materiales de texto y documentos a casi cualquier parte, las personas tienen computadores personales que los  conectan  con  sus  colegas   (conocidos y desconocidos)   alrededor  del  mundo, y las bibliotecas y los eruditos pueden acceder bases de datos  (mapas,  reportes censales,  revistas y libros)  a través de la WWW a escaso o ningún costo para algunos individuos.  Todos estos desarrollos  indican  que los límites políticos internacionales tienen mucho menor significado en la vida diaria de la academia y la universidad.   Si  se  piensa que este “mundo rico” o visión “occidental” ocurre dondequiera,  no lo es,  ni siquiera en el mundo rico,  donde aun subsisten “brechas” o “divisorias digitales” (por clase, ocupación, género, idioma y religión).   El Estado juega  un  papel  crucial en las decisiones relacionadas con las TIC,  lo cual incluye dónde se construirán las líneas de fibra óptica, qué oficinas, departamentos y laboratorios se conectarán primero,  quién recibe computadores personales y acceso a la WWW de primero y segundo, y,  si estos usos están restringidos,  quién puede usar máquinas de fax y la WWW?  El Estado es también la entidad responsable de los currículos y de establecer los criterios y calificaciones para los programas de carreras con título (bien de cursos reales o virtuales),  las calificaciones de quienes son certificados  como  profesionales   (ingenieros,  arquitectos,  planificadores y otros),  el contenido de la información que se ve o lee en los medios electrónicos,  y  la  que autoriza el uso de imágenes satelitales para desarrollo económico y licenciar la propiedad de tecnologías de medios  (radio,  televisión,  utilización de Internet).   Hay estados en el mapa político contemporáneo básicamente abiertos al flujo de la información y la comunicación asociadas con las más recientes tecnologías. Pero hay también otros estados que monitorean con  todo  cuidado  la  propiedad  y  el acceso a los medios electrónicos,  lo  mismo  que  el contenido de lo que puede ser visto,  oído y leído.  El miedo a la tecnología electrónica no es un fenómeno que haya aparecido con la Internet.  Así que persiste una paradoja, esto es, que los  mundos  electrónicos  reducen  el  papel  del  Estado  en  relación  con  qué  información electrónica entra,  permanece y sale,  pero  el  Estado  juega  también un importante papel en financiación, licenciamiento, regulación y “filtración” o control.


Ocho retos que confrontan los nuevos mundos electrónicos

A la luz de los nuevos mundos electrónicos que ya enfrentan los geógrafos y otros eruditos, yo entreveo ocho retos que será necesario considerar.   Son  retos  para  eruditos  individuales y para sus agendas de enseñanza,  investigación y servicio,  pero también para organizaciones profesionales y sociedades. Los retos se presentan a continuación sin ningún orden por rango o importancia.

1.     Mayor inclusividad y participación fronteriza. Hay muchos otros profesionales en la academia, el gobierno y en el sector privado que no son geógrafos formados profesionalmente, pero que estudian muchos de los mismos problemas y asuntos de los geógrafos profesionales. Ellos trabajan en calidad ambiental,  biodiversidad,  desarrollo sustentable,  salud  pública  y epidemiología, mitigación de desastres, reforma legal y justicia criminal, provisión de servicios sociales,   asignación de recursos   (humanos y financieros),   políticas urbanas y regionales. También se encuentran aquellos que estudian tópicos de la información y las comunicaciones; esos  tópicos  están  formados,   entre otros,   por  educación  a  distancia,   telemedicina  y teleconferencias,  reportaje de los medios,  publicidad y promoción de lugares para turismo. Los  campos  y  subcampos  comparten  mucho  en  común con los geógrafos porque ellos trabajan o estudian paisajes, lugares, regiones y sistemas. Tales campos de pesquisa se verían fortalecidos por geógrafos que acudieran a enriquecerlos con conceptos útiles,  métodos  y técnicas. De igual manera, la propia geografía saldría beneficiada de estos diálogos creativos. Las disciplinas exitosas,  contribuyentes y viables del futuro serán aquellas que sean a la vez “exportadoras e importadoras de conocimiento”.   Muchos  eruditos  ya  reconocen  que  las fronteras de todos los campos se hallan en esos “espacios porosos” entre las disciplinas; es allí donde emergen nuevos programas o “híbridos”.

2.   Redes profesionales y organizaciones expandidas. A la luz de los puntos presentados arriba, convendría a los geógrafos explorar vías creativas y significativas que amplíen nuestros horizontes  intelectuales.   La  expansión  puede  lograrse  de  varias  maneras,  por  ejemplo involucrándose en instrucción en equipo, investigación en equipo, y asignaciones de servicio en equipo, pero también mediante la participación activa en reuniones profesionales, asociaciones y organizaciones de otras comunidades eruditas.   Por su propio entrenamiento y perspectiva, los  geógrafos  tienen  una  apreciación  de  materia de estudio de quienes están en las ciencias naturales y sociales y las humanidades, lo mismo de quienes estudian técnicas espaciales. Sería deseable  que  los  geógrafos concurrieran con regularidad a las conferencias profesionales de disciplinas afines; la contribución podría darse en organizar y presidir sesiones, presentación de ponencias,  y participando en discusiones.  Estas iniciativas podrían ampliarse para incluir la membresía en comisiones y fundaciones que deciden sobre fondos de investigación, servicio en juntas  editoriales de revistas y libros,   y publicando resultados de investigación con otros en revistas  no  geográficas  e  interdisciplinarias.   Otra  iniciativa  sería  que  las  sociedades disciplinarias y asociaciones profesionales se esforzaran por reclutar como miembros eruditos de  campos  afines,   posiblemente  con  costos  de afiliación menores que los asignados a los geógrafos profesionales;  necesitamos estimular a quienes son “amigos de la geografía” para que publiquen en nuestras principales revistas.   El que ya haya geógrafos que participan en conferencias  de  otras  disciplinas,  especialmente  en  estudios  de  área  (que  son  trans-disciplinarios),  es un paso en la dirección correcta.   Podemos también esperar que muchas asociaciones  académicas  y  profesionales  eliminen  las  etiquetas “nacionales” de sus títulos organizacionales,   por la simple razón de que son mucho más que nacionales en membresía, investigación y misión.

3.    Compartiendo conocimiento. Ante la enorme variedad de datos que se están generando acerca  de  lugares,  entornos,  culturas,  economías e individuos,  a escalas local,  nacional e internacional, surgen interrogantes sobre la manera de coleccionarlos, disponibilidad y acceso. Los geógrafos necesitan incorporarse al grupo de quienes están activamente involucrados en la colección, distribución y adquisición de datos. Esta necesidad aplica particularmente a quienes utilizan datos visuales y numéricos,  en especial bases de datos electrónicos,  ya  que  éstos se mantendrán con fuerte demanda. En tanto muchos datos son recogidos, y seguirán siéndolo, tanto  por  fuentes  gubernamentales  como  privadas,   ello  nos  lleva  a  preguntarnos si tal información estará disponible para eruditos y gobiernos, es decir, si llegará fuera del control de quienes la coleccionaron.  Mientras los investigadores de las universidades y los que trabajan en el sector privado del mundo rico pueden adquirir sin mayor problema estos datos para usos múltiples, ¿qué pasa con sus colegas de los países pobres? ¿ Estarán en capacidad de adquirir datos  e  informes  sus  planificadores  y  eruditos,   así  se  trate  de  geógrafos,   biólogos, economistas, antropólogos, profesionales de la salud, o aquellos que adelantan campañas para elecciones o manejan las ciudades, o tendrán ellos que enfrentar altos costos por el suministro de información? El compartimiento del conocimiento aplica también para quienes hacen mapas y  utilizan  SIG  para  propósitos de recursos o planificación.   En los mundos donde las TIC permiten  la  transferencia expedita de información acerca de casi cualquier tópico para casi cualquier localidad, es necesario enfrentar ciertas preguntas rudimentarias acerca de sistemas de transferencia equitativa. Las organizaciones eruditas, representadas por muchos de quienes recogen los datos,  están en buena posición de ser los voceros de la distribución generalizada de información de manera gratuita o a bajo costo.

4.     Desarrollo  de  las  habilidades  apropiadas.  ¿Qué habilidades serán deseables y esenciales para el futuro geógrafo?   Esta pregunta siempre llega a cuento cuando hay nuevas tecnologías en cualquier campo,  así se trate de las ciencias de la salud,  las biológicas,  las geociencias,  o las ciencias sociales.  ¿Debería uno ser capaz de construir un mapa utilizando software  de  computador?   ¿El entrenamiento en trabajo de campo se requiere tanto en la geografía física como la humana?  ¿Debe uno saber cómo preparar una encuesta social?  ¿Y tener conocimiento profundo de SIG? Parecería que dentro del futuro predecible el geógrafo humano debería tener alguna familiaridad con metodologías cuantitativas, cualitativas y visuales. Cierto conocimiento de algunos paquetes de SIG,  aplicaciones y teorías,  también parecerían deseables,  lo  mismo  que  conocimiento  sobre  las  dimensiones sociales de la ciencia de la información geográfica  (GIScience).   También se podría enfatizar fuertemente que nuestros futuros profesionales reciban formación en varios idiomas.

5.     Compartiendo  habilidades.   La  geografía  tiene  una  fuerte tradición de desarrollar especializaciones en habilidades, especialmente las relacionadas con mapas. Los mapas son y seguirán siendo una piedra angular de la disciplina.   No somos nosotros el único campo de estudio que usa mapas.   Los  geógrafos los utilizamos para representar patrones y procesos, en tanto que otras disciplinas pueden usarlos  primariamente para propósitos locacionales o descriptivos.   Sería  útil  compartir las habilidades cartográficas, que incluyen presentación e interpretación  de  mapas,   con  otras  disciplinas  que  quizás  no  estén  conscientes  de  la importancia del espacio o de las relaciones espaciales, o de representar visualmente los datos. El nuevo o renovado interés sobre el espacio en comunidades distintas de la geográfica, o lo que fue descrito arriba como el  “giro espacial”,  debería  ir  idealmente  acompañado  de  la importancia de las habilidades espaciales,  en especial cartografía,  imágenes de percepción remota,  y  SIG.   Entre las lecciones que los geógrafos podrían enseñar a otros están la de agregar  una  “dimensión  cartográfica”  al  pensamiento  de  quienes  tienen  que  ver  con contaminación ambiental, planificación del uso del suelo, zonificación administrativa, o servicios de  salud  pública.   Estos  profesionales llegarían a apreciar que la geografía es algo más que simples representaciones de los datos censales o imaginería satelital,  sino una disciplina que busca entender las razones y los porqués del modo de ser de las cosas.

6.     Aprendizaje  visual.   La  geografía  es  una  disciplina que tradicionalmente ha estado orientada visualmente, y todavía lo está. Tal enfoque es evidente en nuestro uso de varios tipos de  mapas,  así  se  trate  de mapas esquemáticos,  o de mapas de áreas locales,  continentes, océanos,  o del mundo.  Una preocupación integral de la cartografía en el pasado,  y también hoy,  es  cómo presentar y representar materiales de manera que presten la mayor utilidad al lector  o  al  consumidor.  Para muchos geógrafos el mapa se mantiene igualmente importante, o  más,  que  la  palabra  o  el  texto.   Pero los geógrafos también han utilizado otras formas ilustrativas, especialmente las fotografías.   No es raro que los geógrafos ilustren los libros de texto,  capítulos y artículos con fotos de paisajes, actividades económicas, habitaciones, gente y construcciones varias.   Frecuentemente también las fotos se incorporan en presentaciones, así sea en forma de diapositivas o presentaciones de PowerPoint.   Y  quienes  utilizan  SIG también  ponen  mucho  cuidado  sobre  la  manera  atrayente  y  sugestiva para presentar sus materiales integrados. Si bien la información visual es un componente esencial del modo como comunican los geógrafos,  es  claro que  nosotros no somos la única disciplina comprometida en  aprendizaje  visual.   Otras  actividades  que  lo  aplican  son  la  fotografía,  publicidad y mercadeo (tanto lugares, gente, o productos),  la imprenta (periódicos y magazines) y visual (televisión), los estudios fílmicos, y el diseño de páginas WWW. Se podría incluso plantear el caso  de  que  el aprendizaje visual está sustituyendo el aprendizaje mediante lectura narrativa. Si  tal  fuese  el  caso,   los geógrafos necesitarían dedicarle más tiempo a “leer e interpretar” presentaciones visuales,  entre ellas mapas y fotos,  y a aprender de otros campos “visuales” cómo leer fotografías críticamente (en nuestros libros de texto),  páginas de la web,  anuncios comerciales, exhibiciones de museo y televisión. La anterior importancia de “lo visual” basado en películas y más tarde televisión,  se complementa ahora con la WWW,  en  cuanto  que  la información  es  “vista”  en  el monitor  de  los  computadores y fácilmente transmitida a otras partes.   Un  componente  de la  visualización está formado por la psicología de los colores y cómo los colores,  aun si se usan seductoramente,  pueden comunicar imágenes de lugares, gentes y culturas. Piénsese en los colores utilizados en los mapas que los gobiernos producen para  representar  amigos  y  enemigos,   lo mismo que en las proyecciones cartográficas que muestran la posición de determinado estado en el mapa político mundial.

7.    Aplicaciones  extendidas.  Las direcciones sugeridas arriba presentan oportunidades nuevas  y  renovadas  a  los  geógrafos,   y  a  los  geógrafos que trabajan con otros,  para comprometerse en algunas aplicaciones prácticas que enfrenta la humanidad.  Se asume que los geógrafos ya tienen conocimiento sobre lugar y región, lo mismo que conocimiento de los procesos geográficos a escalas local y global. Pero lo que se haga con ese conocimiento será un reto para los practicantes de la disciplina en los años venideros. ¿Trabajarán los geógrafos en aislamiento (como ostras),  o “saldrán a la palestra”   haciendo esfuerzos deliberados para colaborar  con  otros  en  la  consideración  de  asuntos  apremiantes,  tales como deterioro ambiental,  economías insostenibles,  necesidades humanas básicas  (vivienda,  agua potable, nutrición, educación),  servicios de salud pública deficientes,  y la asignación no equitativa de recursos humanos? ¿Proveerá el geógrafo instrucción y estrategias para habilitar tecnologías, especialmente  TIC,  para los marginados,  los sin tierra,  los  pobres  y  las  víctimas  de  la discriminación por edad,  género,  clase,  idioma,  religión, etnia, o nacionalidad? ¿Contribuirá la  difusión  de  las  TIC  a  la  “democratización” del acceso a la información?  Estos y otros interrogantes son problemas inherentemente espaciales y ambientales a los cuales los geógrafos que  trabajan  con  otros podrían contribuir soluciones constructivas.   El  arsenal  de  técnicas y  tecnologías  que  los  geógrafos  tienen  a  su  disposición,   entre ellas la administración de encuestas sociales,  la construcción de mapas y SIG, podría desembocar en que la geografía juegue  un  rol  de  políticas  más importante en términos de solución de problemas a escalas local, regional y global.

8.    “Brechas”  y  “divisorias”  persistentes.   Los  avances  en  tecnología, objetos de estudio  y  aplicaciones  de  nuevas  teorías discutidos arriba no ocurrirán en todas partes al mismo tiempo. Ni tampoco serán adoptadas simultáneamente por todo el mundo. Más bien es probable que persistan múltiples y serias “brechas” o “divisorias” en todas las escalas. Ellas se pondrán  en  evidencia  a  la  escala del erudito individual y de lo que él o ella conocerán en términos de nuevas tecnologías y materia, y en si la  universidad o entidad donde uno trabaja está dispuesta a invertir en, digamos, el más reciente computador, o en bases de datos online, acceso a revistas electrónicas, o en uso de Internet y WWW. Las “divisorias” también pueden darse dentro de las  universidades,  en cuanto unos departamentos son preferidos a otros, y dentro de sistemas de universidades en un país. Algunos institutos superiores y universidades aparecerán como las “marcadoras del paso”,  otras  serán  las  retrasadas.   Algunas  darán instrucción sobre cómo utilizar las últimas tecnologías,  otros no.  Algunas cobrarán (y quizás caro)   por  el  uso  de  Internet  y  la  descarga  de  SIG  para  instrucción de clase y uso en investigación,   otras  sencillamente  serán  incapaces  de  comprar  cualquier  información o tecnologías  recientes.   El  “resultado final” de estas inversiones en información y TIC puede ser una mayor desigualdad e inequidad en la disponibilidad de conocimiento y adquisición de tecnología  de lo  que  ahora  existe.   Algunos  países  y  universidades,   restringidos  por presupuestos que limitan la compra de revistas, libros, datos, mapas y computadores, están comprometidos en cooperación compartida con otras universidades;  o  se  presenta  similar cooperación entre colegas,   o  entre  universidades de diferentes países.   En  este  caso  una universidad  podría  “adoptar”  programas,  departamentos y universidades de otros países para  habilitar  su  profesorado  y  estudiantes  a  fin  de integrarlos en los mundos electrónicos emergentes.   Sería  deseable  que  se  dieran  más  de  estos esfuerzos raizales en las escalas regional e internacional.


¿Qué sigue ahora?

       Este  trabajo  explora  los  mundos  emergentes de la erudición electrónica enfocando la discusión sobre los cambios que están ocurriendo en una disciplina,  la geografía,  y sobre la posibilidad de cambios en su faz o figura en la próxima década.  Se anticipan muchos cambios, en este momento ni siquiera avizorados en el horizonte.   Mientras yo he enlistado diez rasgos de estos mundos emergentes, uno podría fácilmente pensar  en otros ocho o diez.  Lo mismo ocurre con los retos.   Una cuidadosa mirada retrospectiva y prospectiva de las disciplinas y universidades actuales sugiere que el futuro inmediato nos reserva probablemente tres “casi certezas”:   primero,  continuará  la  fluidez  de  pensar  en  términos de disciplina y desarrollo programático;   segundo,  el  medio  ambiente  y  los  impactos de las TIC todavía están por sentirse en muchas disciplinas definidas tradicionalmente,   y tercero,  la consideración de lo espacial  y  su  análisis  se  convertirán  en  algo  más  que  un  distintivo en la agenda de los geógrafos. Hay mucho que no sabemos acerca de la mayoría de las disciplinas, y la fusión o combinación de las materias que son objeto de estudio  traerá respeto por los puntos de vista y paradigmas de otros y un flujo sostenido de progreso intelectual para todos los involucrados. Los años y décadas venideras serán tiempos excitantes,   durante  los  que  valdrá la pena ser geógrafos,   porque  dispondremos  de  maneras  nuevas  y creativas con las cuales escribir sobre  nuestros  pueblos  de  origen,  nuestra tierra y sistemas planetarios,  para describirlos, cartografiarlos y analizarlos. 

       El futuro geógrafo quizás maneje una pluma de memoria “stylus” con la cual se frotará el texto para recibir su traducción instantánea en múltiples idiomas,  o  tal vez  escanee un mapa con anteojos especiales o “telepens” y despache electrónicamente la imagen a cualquier parte del mundo.   O quizás utilice estilógrafos especiales de “traducción” que permitan escribir una frase  en  un  idioma  y  luego  enviarla  por  medio  electrónico  a  otra  localidad,  traducida  instantáneamente a otro idioma. No podemos saber de qué tecnologías visuales, manipulativas o de otro tipo dispondremos en los próximos veinte o cincuenta años; pero sí  sabemos que la adquisición,  almacenamiento,  transferencia  y  representación  de  geo-información  tendrá demanda entre individuos, organizaciones y estados.

*Dedicatoria

  Este trabajo está dedicado a las familias y amigos de 74 voluntarios de paz españoles que acababan de  completar  proyectos  de  construcción  de caminos en Afganistán,   y  que  perecieron  en  un  trágico accidente de aviación al oriente de Turquía, el 25 de mayo, cuando regresaban a su país.


Resumen.

  Las disciplinas y organizaciones académicas,  y sus profesionales y practicantes,  están afectados por la introducción de nuevas tecnologías en el aula,  en el lugar de trabajo,   en los sectores públicos y privados. La geografía ha sido siempre una disciplina que adopta y utiliza tecnologías para escribir, describir, analizar y predecir acerca de patrones y procesos espaciales.   El  mapa  es  una  de  tantas  tecnologías  que hemos utilizado en nuestras pesquisas geográficas.   Otras son la cámara fotográfica,  las imágenes de percepción remota,  y ahora los sistemas SIG.   Las tecnologías las empleamos para  cartografiar paisajes,  actividades, interacciones  hombre/medio,  regiones y sistemas a escalas locales y globales.   Lo que está surgiendo en el mundo académico y en los mundos reales  de  las  economías,  de  la  cultura,  la política pública  y  de  la geopolítica, es la emergencia de tres “giros”, el  espacial, el ambiental y el de información/comunicación. La geografía está asumiendo un papel nuevo  e  importante en  estas  pesquisas  transdisciplinarias,  en  parte porque ella es  una  disciplina  “fluida”  cuyos  conceptos,   teorías  y  metodologías  resuenan  en  campos nuevos y viejos,  en las humanidades,  en  las ciencias  sociales y naturales.   Muchas  de  estas  interfaces emergentes están asociadas con  “geografías electrónicas”,  esto  es,  los impactos de las ICT (tecnologías de   la   información   y   las  comunicaciones)   sobre  el  lugar  que  ocupan   la   investigación  pionera,   la comunicación profesional y avances en la carrera, disponibilidad de materiales recursivos, entrenamiento y certificación,  y  ética  profesional    Estos  avances  también  ponen  algunos  retos para la actual y futuras generaciones de geógrafos del “mundo electrónico”;   de  esto  hacen  parte  los  pasos  hacia  una  mayor inclusividad,  crecientes membresías disciplinarias y organizacionales,  adquisición de nuevas habilidades técnicas y tecnológicas,   enfatizando la importancia del aprendizaje visual,  con crecientes aplicaciones en las comunidades científica, de las políticas y del sector corporativo.   El desafío para la geografía y para los geógrafos  es  explorar  maneras  de  mostrar  la  importancia  del  conocimiento espacial,  locacional y de la interacción   hombre/medio,   a  todas  las  escalas,    conocimiento  que  es  parte  del  terreno  común  que compartimos con colegas en las humanidades y las ciencias.

Epígrafes: investigaciones transdisciplinarias – límites fluentes – mundos electrónicos – erudición del siglo XXI - retos disciplinarios.


Bibliografía Selecta

Brunn, Stanley D. 1998.  The Internet as “The New World” of Geography: Speed, Structure, Volume, and Humility.  GeoJournal, 45:1-2, 5-15; special issue on “The Globalization of Geography.”

Brunn, Stanley D., Kai Husso and Mervi Pyyhtia. 1999. Writing and Communicating in Cyberspace: A  New  World  of  Scholarly  Discourse.   In:  Text and Image:  Social Constructions of Regional Knowledge, ed. by Anne Buttimer, Stanley D. Brunn, and Ute Wardenga (Leipzig: Institut für Länderkunde), 299-304.

Brunn, Stanley D. 2001. La Geografía en un Mundo Trastrocado. Semestre Geográfico, 1:1, 4-22.

Brunn, Stanley D. and Shannon O’Lear.  1999.  Research and Communication in the “Invisible College” of the Human Dimensions of Global Change Research Community.”  Global Environmental Change. 9:4, 285-301.

Brunn, Stanley D. and Rina Ghose.  2003.  Cities of the Future. In: Cities of the World. World Regional Urban Development, ed. by Stanley D. Brunn, Jack F. Williams and Donald J. Zeigler (Boulder, CO: Rowman and Littlefield, Third Edition), 489-519.

Cutter, Susan L., Reginald Golledge, and William L. Graf. 2002. The Big Questions in Geography.  The Professional Geographer, 54:3, 305-17.

Cutter, Susan L., Douglas Richardson and Thomas J. Wilbanks, eds., 2003. The Geographic Dimensions of Terrorism.  New York and London: Routledge.

Dalby, Simon. 2002. Environmental Security.  Minneapolis: University of Minnesota Press.

Dodge, Martin. ed., 2001. Environment and Planning B, 28:1, special issue on “CyberGeography.”

Goodchild, Michael F. 2000.  Communicating Geographic Information in a Digital Age.  Annals of the Association of American Geographers, 90:3, 344-355.

Hanson, Susan. 1999. Isms and Schisms: Healing the Rift between the Nature-Society and Space-Society Traditions in Human Geography.  Annals of the Association of American Geographers, 89:1, 133-43.

Hargittai, E. and M. A. Centeno, eds. 2001. American Behavioral Scientist  44:10, 1541-1774. special interdisciplinary issue on “Mapping Globalization.”

Janelle, Donald G. and David Hodge, eds. 2000.  Information, Place, and Cyberspace: Issues of Accessibility. Berlin: Springer.

Kasperson, Roger and Jeanne Kasperson. 2001.  Global Environmental Risk.  New York and Tokyo: United Nations University Press.

Leinbach, Thomas R. and Stanley D. Brunn, eds. 2001.  The Worlds of E-Commerce: Economic, Geographical, and Social Dimensions.  Chichester: Wiley.

Leinbach, Thomas R. and Stanley D. Brunn, eds., 2002. Tijdschrift voor Economische en Sociale Geografie, 93:5, 485-547, special issue on “The Geography of E-Commerce.”

Liverman, Diana et al., eds.  1998.  People and Pixels: Linking Remote Sensing and Social Science.  Washington, DC: National Academy Press.

Mather, John R. and Galina V. Sdasyuk, eds. 1991.  Global Change: Geographical Approaches.  Tucson: University of Arizona Press.

National Research Council. 2000.  Our Common Journey: A Transition Towards Sustainability.  Washington, DC: National Academy Press.

Pickles, John, ed. 1995.  Ground Truth: The Social Implications of Geographical Information Systems.  New York: Guilford.

Simmie, J. and W. F. Lever, eds., 2002. Urban Studies 38:5-6, special issue on” The Knowledge Based City.”

Turner, B. L. II et al., 1990.  The Earth as Transformed by Human Action: Global and Regional Changes in the Biosphere over the past 300 Years.  Cambridge, UK: University of Cambridge Press.

Wilbanks, Thomas J. 1994. Sustainable Development in Geographic Perspective.  Annals of the Association of American Geographers, 84:4, 541-56.

Wilbanks, Thomas J.  1997.  Rediscovering Geography: New Relevance for Science and Society.  Washington, DC: National Academy Press.


Wilson, Mark and Kenneth Corey, eds. 2000.  Information Tectonics.  Spatial Organization in an Electronic Age.  Chichester: Wiley.

Wood, William B. 1999.  Geo-Analysis for the Next Century: New Data and Tools for Sustainable Development.  In: Reordering the World: Geopolitical Perspectives on the 21st Century, ed. by George J. Demko and William B. Wood (Boulder, CO: Westview Press), 192-208.



Correspondencia:   Dr. Stanley D. Brunn, Department of Geography, University of Kentucky, Lexington, KY 40506-0027. brunn@uky.edu



* *  Autor

  El Profesor Stanley D. Brunn es un conocido geógrafo, investigador y ensayista científico de la Universidad de Kentucky, Lexington. Anteriormente enseñó durante varios años en Michigan State University.   Profesor  visitante de universidades diversas partes del mundo,  fue también durante algunos años Editor de Annals of the Association of American Geographers.

La  traducción  de  este  artículo al español  fue hecha
por Cecilia Calderón, Asistente Editorial de la revista.


  Contenido del Número ActualTope de Página
ISSN 1692-0791


GRUPO GEOLAT

Página Titular
_____________________

Qué es GeoTrópico
_____________________

Editores
_____________________

Notas para Autores
_____________________

Contenido de 1(2)
_____________________

Archivo
_____________________

Suscripción (Gratis)
_____________________

Contacto
________________
  Title Page    |    Issue 1(2) Contents   |    Archive    |   About   |    Editorial Board   |   Style Sheet   |   Subscribe (Free)   Contact