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Volumen 1     -     Número 1     -     Junio, 2003
Número 1(1)

Esta es la Edición Inaugural -- Volumen 1,  Número 1 --  de la revista electrónica GEOTRÓPICO. El Grupo GEOLAT, los Editores y los miembros del Consejo Editorial presentamos a la comunidad académica y científica  una cordial bienvenida a nuestras  páginas, y los invitamos a su consulta semestral.

____________________________________________________________



Artículo

Una mirada histórica sobre los estudios de redes de
ciudades y sistemas urbanos    (Parte II )

Horacio Capel*                                                     
Universidad de Barcelona 
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es una revista geográfica electrónica, semestral, de acceso  totalmente  libre, publicada por GEOLAT.


GeoTropico, a free, online, semi-annual, peer-reviewed geographical  journal,  is published  by the  GeoLat  Group.
www.GeoLatinAm.com

Abstract.   Studies on city networks and urban hierarchies had been gaining increasing maturity throughout the first half of the 20th century, up to the 70s. This was true in geography as well as in other fields as economics and urban sociology. Christaller's 1933 contribution on central place theory was a breakthrough in support of these studies. His views were influential during the 1940s and played a definite role in advancing quantitative geography the following decade. Research on urban networks was particularly interesting from the stand point of regionalization considering the relationship between city systems and regional organization. The evolving process of those studies and the adding of new dimensions, such as the use of the urban system concept of the 1960s, are examined in this article. The essay is also concerned with examining a whole new set of problems and research approaches, which closely induced changes in geographic theory and methodology since those years. The organization of city networks themselves, urban hierarchy and areas of city influence have been altogether transformed, along with the changing significance of proximity and economic and social changes as well. The development of such new phenomena as multinuclear urban structures, megalopolises, metropolitan galaxies, the city-region, megacities or hypercities, all make it viable to think of a universal Pantopolis or ecumenopolis. It is an entirely logical outcome of current urban transformations that studies dealing with city networks should be reconsidered. New reality is being constructed. And new research themes are necessarily becoming the scholars' concern.

Key words:  city networks - urban systems - urban functions - urban hierarchy - urbanization - Spanish geography.



PARTE  II


    [La siguiente es la segunda parte de este artículo.  La Lista de Referencias se 
    incluyó completa en ambas partes para facilitar la confrontación de las Notas
    con las fuentes citadas en el texto].


3. La aparición de nuevos problemas y de nuevos enfoques

Desde los años en que Alberto Quintana y yo mismo realizamos nuestras tesis doctorales son muchas las cosas que han sucedido, y muchos los cambios experimentados, por el mundo y por las ciencias sociales. Los cuales no han dejado de afectar al estudio de las redes de ciudades. Pero al mismo tiempo, diversos factores afectaron a su valoración e hicieron que muchos geógrafos abandonaran esas líneas de trabajo.

Por un lado, los estudios de carácter regional se habían visto afectados por los debates de la geografía cuantitativa,  que pusieron énfasis en el carácter singular de cada espacio regional y la dificultad de realizar generalizaciones a partir de ellos. La geografía regional experimentó por ello un cierto retroceso en los países que conocieron el triunfo de las tendencias neopositivistas, y el estudio del papel de las redes de ciudades en la organización regional dejó de interesar a muchos geógrafos, lo que continuaría, por otras razones, en las décadas de 1970 y 80.

En esas mismas décadas,  los avances en los ordenadores implicaba que los métodos estadísticos que se habían ido utilizando anteriormente quedaran superados por la posibilidad de utilizar otros más refinados. En lugar de un estudio limitado a las funciones se tuvo la posibilidad de considerar las dimensiones básicas de los sistemas urbanos.[72]  Los análisis multivariantes permitían tratar cantidades ingentes de datos y de variables, pero la dificultad de interpretar los resultados obtenidos hacía dudosa su utilidad.  Además, se planteaba el problema de la necesidad de agrupar previamente los municipios en las áreas metropolitanas existentes,  lo que exigía la identificación y delimitación de las mismas y obligaba, además, a tener en cuenta las modificaciones producidas por las ampliaciones de éstas y por los cambios de su estructura.

A ello se unía la falta de un marco teórico que permitiera guiar las investigaciones estadísticas, y una insatisfacción con la metodología inductiva que estaba en la base de la utilización de los métodos generalmente usados. Se presentaban también incompatibilidades entre determinadas deducciones de la teoría de los lugares centrales (que postulaban con una jearquía escalonada) y ciertos hallazgos empíricos, como el del modelo orden-tamaño (que mostraba frecuentemente la existencia de un gradiente continuo).

Por otra parte, a partir de comienzos de la década de 1970, la geografía neopositivista comenzó a ser impugnada por la aparición de corrientes antipositivistas, en sus dos variedades, la radical y la humanista. [73]  Eso llevó a un cuestionamiento de muchos de los planteamientos teoréticos y cuantitativos que se habían ido desarrollando para los estudios sobre el tema.

Los geógrafos radicales abandonaron el interés dominante que antes existía por los métodos cuantitativos y privilegiaron los cualitativos.  Muchos de ellos pusieron énfasis en el estudio de los agentes sociales, por ejemplo, los agentes urbanos, y los procesos.

Finalmente el mismo concepto de sistema urbano, se vio también afectado por la evolución antipositivista. Por un lado, en el nuevo ambiente intelectual neohistoricista no se aceptaba ya el principio de que los métodos de las ciencias físicas y naturales podían aplicarse a las ciencias sociales; lo que suponía un cuestionamiento de la utilización de un marco teórico procedente en último término de la termodinámica y, más proximamente, de la biología a través del concepto de ecosistema. Por otro, las primeras aplicaciones empíricas plantearon numerosas dificultades, entre otras, la traducción social de conceptos básicos en la teoría de sistemas como los de energía, entropía o flujos. Además, como ha reconocido un autor, "los estudios empíricos no se han correspondido con los avances teóricos"; si éstos habían mostrado claramente "el valor de la terminología y de los conceptos de la teoría de sistemas", los estudios empíricos fueron incapaces de pasar de ser simples "instrumentos descriptivos generales".[74]   Lo cual,  por cierto,  sigue ocurriendo hoy,  ya que podemos encontrar excelentes declaraciones sobre la posibilidad de estudiar sistemas y redes urbanas como sistemas complejos evolutivos, pero sin ninguna aplicación empírica que muestre como se hace concretamente.[75]  O estudios empíricos que aluden a los sistemas urbanos en su mismo título pero no utilizan luego para nada el marco teórico de la teoría de sistemas. [76]


4. Los cambios en los sistemas urbanos en el último cuarto de siglo

Paralelamente, la misma configuración de las redes de ciudades, de las jerarquías y de las áreas de influencia sufrieron también transformaciones que están relacionadas con la cambiante importancia de la proximidad, y con cambios en las funciones urbanas, en las jeraquías y en las áreas de influencia. Los tres tienen que ver con transformaciones más generales que se producen en la economía y en la sociedad a partir de la crisis de 1973.

El cambiante papel de la proximidad

Uno de los postulados de la geografía y la economía clásicas se refería a la importancia de la proximidad. Ésta resultaba esencial para maximizar los contactos y la interacción social y conducía a una concentración de las actividades.

Cuando la proximidad deja de ser esencial, eso afecta al conjunto del sistema urbano. Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación lo hacen posible y han revolucionado la estructura de las redes de ciudades. Hay ahora posibilidades de relación instantánea a distancia y sistemas de transmisión de informaciones que aseguran la interacción y las posibilidades de articulación regional y nacional. Todo eso ha venido a disminuir el papel del medio local en el la jerarquización de los núcleos urbanos.

Hasta la revolución industrial los alimentos, el agua, la energía, las personas, las materias primas que se transformaban procedían del medio local, comarcal o regional próximo en la mayor parte de los casos. De hecho, solo las capitales de los imperios escapaban a ello. La obra de Christaller sobre los lugares centrales en la Alemania meridional refleja esa situación de origen preindustrial.

Luego todo ello ha ido cambiando. Las mejoras en el transporte marítimo y terrestre, empezando por la construcción de las redes de ferrocarriles, permitieron trasladar rápidamente materias y personas, ampliando al mismo tiempo las áreas de intercambio. A partir del siglo XIX se va produciendo la integración de los mercados nacionales, primero, continentales y mundiales, después. Se establecen fuertes interdependencias entre medios alejados y un papel creciente de sedes lejanas. El abastecimiento de alimentos, de agua, de energía, de capitales, el reclutamiento de la mano de obra pueden proceder ahora de lugares distantes. Aunque las relaciones con el medio próximo no desaparecen y siguen siendo importantes, cada vez se hacen menos esenciales.

En muchos países se han producido también en las tres últimas décadas cambios en la red de ciudades debido a las modificaciones en la inserción de cada país y región en el proceso de globalización.  Muchos centros han adquirido una creciente complejidad funcional. También se producen nuevas formas de articulación entre los centros urbanos. Los patrones de interacción regional de éstos se modifican y aumentan las interacciones extrarregionales e incluso extranacionales. Las redes urbanas se hacen más complejas con flujos más intensos, diversificados y múltiples. Puede ocurrir que las ciudades no mantengan ahora relaciones solo con las próximas, sino también con otras lejanas en relación con la mejora de las redes de circulación.

Cambios en las funciones urbanas y en las jerarquías

En las décadas que siguieron a la Segunda Guerra Mundial se produjo un acelerado proceso de difusión de la urbanización, tanto en términos de concentración de la población en núcleos urbanos como en términos de difusión de las formas de comportamiento urbano. Esto último tiene una gran trascendencia, ya que la distinción tradicional entre campo y ciudad,  entre comportamientos rurales y urbanos desaparece con la difusión de la urbanización. En las áreas rurales pueden encontrarse ya equipamientos y funciones que antes eran específicos de la ciudad. Y los campesinos se comportan como ciudadanos. No extraña que con ello muchas de las funciones urbanas se modifiquen

Alberto Quintana era consciente de ello y reconoció a mediados de la década de 1970 que la tecnología moderna había convertido a toda la isla de Mallorca en una región urbana, y sostuvo que todo el espacio de la misma se había "convertido en totalmente urbano, con funciones positivamente urbanas". [77]   En aquellos años y en la década de 1980 en numerosos países europeos y en Estados Unidos muchos pequeños municipios iniciaron también una fase de crecimiento demográfico, especialmente en relación con los procesos de "contraurbanización" o "exurbanización", [78] que consistían, en definitiva, en una difusión de la urbanización. Desde esos años en los citados países se ha modificado profundamente el movimiento secular de disminución de la población de los municipios rurales. [79]

La crisis de 1973 y la reestructuración capitalista dio paso también a una importante reestructuración industrial y urbana. Muchas industrias tradicionales en los países desarrollados entraron en crisis. Se produjeron cambios importantes en la estructura del empleo, una disminución de la población industrial por destrucción del tejido industrial tradicional ante la competencia de otros países, y por la automatización. Aparecen nuevas formas de división del trabajo industrial, por ejemplo los sistemas "en el tiempo justo", que han dado lugar a situaciones nuevas de complementariedad funcional entre ciudades alejadas.

El término ciudad postindustrial parece mostrar que disminuye la industria en las áreas urbanas. En realidad puede aceptarse que ésta globalmente no ha disminuido, sino que, más bien habrá aumentado en el conjunto del mundo, por la demanda constante de nuevos bienes industriales. Lo que ha ocurrido, en realidad, es que se ha podido producir una cierta desindustrialización en los viejos países industriales desarrollados porque una parte de esa industria ha desaparecido por obsoleta o se ha reestructurado, y otra parte se ha ido a países industriales emergentes.  A ello se une que los procesos de automatización y robotización están haciendo desaparecer la población obrera industrial; una cifra cada vez menor de obreros produce un volumen cada vez mayor de productos.

Finalmente, en las ciudades se produce un proceso de desconcentración industrial, que dirige a muchas de las instalaciones fabriles hacia la periferia, incluso a pequeños municipios de menos de 5.000 o de 2.000 habitantes, con buenas comunicaciones con la ciudad central. Por si fuera poco, una parte de la actividad industrial puede hacerse de forma sumergida e informal, con lo que sus efectivos son difíciles de contabilizar o lo son en otros empleos. Todo lo cual puede disminuir las cifras de población fabril y hacer que ciudades industriales dejen de serlo aparentemente.  Por todo lo cual los datos estadísticos sobre empleo y localización industrial que se utilizaban para la determinación de las funciones urbanas necesitan de fuertes correcciones. En el caso de Cataluña, si bien es cierto que el municipio de Barcelona ha ido perdiendo población activa industrial, y en ese sentido puede hablarse de postindustrialización, en realidad eso no significa que el peso industrial del conjunto de la aglomeración haya disminuido, ya que en muchos casos ha significado simplemente un traslado hacia la periferia de instalaciones industriales que necesitaban suelo, acceso a infraestructuras de transportes o equipamientos adecuados a las nuevas condiciones técnicas. Se produce una nueva industrialización en una corona de ciudades situadas a 50-100 km de la ciudad principal y se reestructura toda el área metropolitana.

Hay en conjunto una reestructuración de la estructura funcional de las ciudades. Una parte de las decisiones escapan a la ciudad y se sitúan en sedes lejanas, lo que origina una pérdida de la autonomía local en la economía.

Se han producido cambios importantes en la estructutra del empleo. Los procesos de calificación y descalificación de la fuerza de trabajo han tenido importantes efectos sobre la estructura urbana, y hacen falta nuevas estadísticas. Ha aumentado el terciario por servicios personales, prestados por inmigrantes y a veces con trabajo irregular no declarado, que también se da en la industria.   Aumentan al mismo tiempo los servicios cuaternarios de gestión, control, tratamiento informático, y otros similares.

Las relaciones tradicionales que se establecían entre la ciudad y su entorno llevaban a constituir vínculos muy estrechos entre uno y otro.  Hasta tal punto es así, que algunas comarcas se denominaban tradicionalmente por el nombre de la ciudad principal con la que se desarrollaban  (el campo de Cartagena, la comarca de Ausona, por Ausa, el antiguo nombre de Vic, y otros muchos casos).  El espacio rural inmediato o más lejano era un espacio organizado por la ciudad y en íntima interacción mutua (capitales, destino de la producción agraria, estímulos e innovaciones procedentes de la ciudad, control de la propiedad por los habitantes de la ciudad...). Esa ciudad intercambiaba bienes y servicios con los núcleos próximos. Hoy, cuando las relaciones cara a cara no son ya esenciales, pasan a primer término las relaciones entre nodos centrales, las cuales, como ya dijimos, pueden ser a veces muy superiores a los que se anudan con el entorno inmediato.

Toda la teoría de los lugares centrales se ve afectada por estos cambios. La jerarquía de centros a partir de sus funciones centrales de servicios a un área dependiente se ve trastornada.   Los niveles que se reconocían en dicha teoría  (capitales regionales, subregionales, locales...) se modifican como resultado de las nuevas interacciones intra y extraregionales,  tanto en lo que se refiere a los servicios como también,  ya lo hemos visto, a la industria.

En la red bancaria,  por ejemplo,  se establecen redes densas de filiales,  con fácil comunicación con las sedes centrales.  Los cajeros automáticos y la posibilidad de rápida comunicación electrónica con las sedes modifican las jerarquías tradicionales. Las fusiones y absorciones de grupos bancarios dan lugar a cambios en las sedes sociales y nuevas regionalizaciones. Al mismo tiempo también nuevas áreas de actividad económica afectan al negocio bancario y de las cajas de ahorro. Aparecen nodos a escala mundial y nuevas articulaciones por Internet.

Los procesos de desconcentración económica y de actividades y las transformaciones en la producción,  en el consumo y en los flujos acaban afectando a la jerarquía urbanas. Eventualmente han podido influir también en ello los cambios políticos de la organización regional, a partir de la aparición de movimientos descentralizadores, como ha ocurrido en España con la instauración del nuevo mapa autonómico,  con 17 autonomías que han recibido sustanciales transferencias por parte del Estado.

Al mismo tiempo, todo ello implica cambios en la configuración de las áreas de influencia. Ha habido transformaciones en la estructura  comercial  de  las ciudades,  relacionados con el aumento del nivel de vida,  el crecimiento del parque automóvil y de la movilidad, la construcción de redes de carreteras y autopistas. Eso ha podido repercutir negativamente en centros pequeños y medios -- afectados también a veces por una emigración de la comarca -- en beneficio de los grandes

Las autopistas y nuevas carreteras modifican las redes comerciales y las áreas de mercado y de influencia. Las relaciones que se establecen por encima de los núcleos próximos que antes eran capitales comarcales, hace que se contorneen estas capitales, que pierden así influencia,  y se vaya directamente a las capitales de rango superior para el uso de los grandes equipamientos comerciales,  de servicios y de ocio que existen en ellos.  Algunos estudios muestran modificaciones en las áreas comerciales (por ejemplo en las españolas), relacionados esencialmente con los cambios en la red de carreteras.   De hecho, hay ciudades que disminuyen el equipamiento comercial debido a la mejora de la accesibilidad que benefician a otras mejor dotadas por la construcción de autovías. [80]

Al mismo tiempo, las áreas metropolitanas se han ido transformando con el crecimiento de las áreas periurbanas y la aparición de un policentrismo periférico. [81]  Las ciudades medias conocen también cambios importantes en relación con su proximidad a los ejes de desarrollo y a las áreas metropolitanas. [82]

Han aumentado asimismo los núcleos con equipamientos para el ocio y el turismo, en relación con el crecimiento del turismo nacional e internacional. Debe señalarse en ese sentido la importancia de las nuevas ciudades turísticas en el litoral mediterráneo y del Caribe. El ocio y el turismo internacional podrían llegar a poner más cerca (en tiempo, frecuencias de intercomunicación y menores recursos invertidos) a un turista británico con la Costa del Sol que con un espacio regional con desplazamiento en autobús interurbano.


5. De las redes de ciudades a la Pantópolis universal

Todas estas transformaciones han afectado, sin duda, a la manera como se perciben y se estudian ahora las redes de ciudades y las jerarquías urbanas.

Debemos empezar afirmando que el estudio de las redes y jerarquías de ciudades sigue teniendo interés para abordar la evolución de la urbanización hasta la actualidad. Muchos conceptos que se utilizaban en los años 1970 pueden ser de utilidad todavía hoy para el estudio de las redes de ciudades y, lógicamente, se siguen realizando investigaciones de ese tipo. Durante las décadas de 1980 y 1990, además de los que ya hemos podido citar, se han realizado numerosos estudios sobre estos temas con referencia a las ciudades españolas. Se han ido investigando las áreas de influencia, [83]   las jerarquías urbanas y estructura funcionales de ciudades, provincias y regiones, [84]   las funciones urbanas en ciudades concretas, [85]  el papel del sistema urbano en el desarrollo regional [86]  y en los procesos de innovación, [87]   el papel de las pequeñas y medianas ciudades en el proceso de modernización del sistema urbano español, [88]   el impacto que ha tenido la integración en Europa, [89]  una cuestión que ha interesado también, lógicamente, en otros países. [90] Los sociólogos han estudiado las áreas sociales en los sistemas urbanos, [91]  los economistas las relaciones entre la estructura del sistema urbano y las características de la economía regional [92]  o la evolución de los sistemas urbanos a partir de modelos diversos, [93]  y los  planes de urbanismo se han preocupado de las jerarquías urbanas. [94]

Los estudios de redes de ciudades siguen siendo de utilidad en países con reducida urbanización.   A escala del conjunto del mundo si una treintena de países y territorios (de los 213 existentes) poseen cifras de urbanización superiores al 80 por ciento, en el otro extremo otros 30 las tienen inferiores a 30 por ciento, y otras muchas entre 30 y 50 por ciento. [95]   En estos países de urbanización relativamente más reducida las ciudades, a veces separadas por grandes distancias, pueden seguir cumpliendo las funciones tradicionales.

Naturalmente, estas tradiciones y métodos científicos también son de utilidad para estudiar la urbanización del pasado y los cambios que se han realizado en ella. En ese sentido no ha de extrañar que los historiadores hayan empleado ampliamente esos conceptos para abordar la evolución histórica de la urbanización, [96]   y para el análisis de las funciones urbanas en épocas anteriores; [97]  y de manera similar lo hacen otros especialistas cuando abordan el estudio de la urbanización en el pasado. [98]

Pero al mismo tiempo, todos los cambios que anteriormente hemos resumido han afectado a la configuración de las redes de ciudades en lo que se refiere a sus estructuras económicas y a sus interrelaciones en los países más urbanizados. Esos cambios, que tienen asimismo un impacto en la organización espacial, se reflejan en numerosas expresiones nuevas que tratan de dar cuenta de esas nuevas realidades (entre las cuales hiperciudad, metaciudad e incluso postciudad).

El término ciudades mundiales, que fue propuesto en 1915 por Patrick Geddes, [99]  y usado luego por Peter Hall, [100]  ha sido utilizado luego por diversos autores hasta culminar en la importante obra de Sassen. [101]  Ciudad mundial significa, de alguna manera, sistema mundial de ciudades, un camino que desde luego se ha recorrido, especialmente a partir del momento en que historiadores y economistas han hablado claramente de un sistema mundial socioeconómico, desde perspectivas marxistas que parten de una teoría sobre el cambio social [102]  o desde otras que ponen énfasis en la "globalización" de la economía. [103]

A lo largo del siglo XX las nuevas palabras que se han ido acuñando muestran el avance de las  transformaciones  urbanas.   Se  ha  asistido  progresivamente a un proceso de aglomeración, de conurbación, de metropolización, y luego a todo un amplio abanico de cambios reflejados en expresiones diversas: ciudades dispersas, galaxias metropolitanas, archipiélagos urbanos, etc. Todo eso es una clara muestra de los cambios que se producen. El estudio de la Megalópolis norteamericana por Jean Gottmann abrió el camino al de otras grandes del mismo tipo, o ciudades mundiales (desde el Ruhr, que conecta prácticamente con el Ranstadt holandés, hasta la aglomeración de Sâo Paulo que se conecta cada vez más con otras aglomeraciones de ese Estado y se aproxima a la de Rio de Janeiro), todas ellas polinucleares y con una jerarquía y diversidad de nodos.

El camino hacia la formación de regiones urbanas policéntricas es múltiple. Se ha hablado de patrones centrífugos, de incorporación-anexión y de fusión, este último, a su vez, con diversas modalidades, y desde luego conducen a la formación de unidades urbanas de decenas de millones de habitantes. [104]   Algunos de esos patrones son ya antiguos y enlazan con las primeras conurbaciones o con la formación de capitales lineales, como las que se diseñaban ya a comienzos de los años 1970 y que fueron descritas por los geógrafos en lugares muy distintos. [105]

En una ciudad emblemática como Los Angeles solo una quinta parte de los empleos están en los centros principales viejos y nuevos, y el paisaje en torno a la ciudad principal se ha definido como "mutinodal, multiaxial y multiformal". [106] Lo mismo podría decirse de otras áreas metropolitanas. Ese caracter multi- es típico de la nueva situación.

El acceso a las redes y los nodos es fundamental. Junto a ellos están los marginados, que no tienen acceso a la información ni acceso a las redes (de agua, autopistas, porque no poseen coche, de teléfono, de Internet...). Pero éstos pueden estar tanto en las áreas rurales como en el interior de la ciudad.

En la ciudad tradicional el centro, ya lo hemos visto, era el punto más accesible y por eso se concentraban en él los comercios y las sedes de empresas. Tenía las ventajas de la cercanía y la posibilidad de contactos y comunicación. Por eso luchaban las empresas por localizarse en él y por eso el suelo alcanzaba su mayor valor, disminuyendo luego hacia la periferia. Algunos modelos de organización general del espacio urbano partían precisamente de este hecho y deducían de ello consecuencias generales. [107]

Todo ello ha ido cambiando con el policentrismo. Las funciones de servicios, incluyendo los servicios más elevados, los que se denominan a veces el sector cuarternario,  de cultura y de ocio se distribuyen ampliamente por la periferia, y las actividades productivas se ven afectadas por el acceso a las redes de autopistas e infraestructuras de comunicaciones. Hay ahora una multitud de picos de alto valor, y múltiples gradientes de precio del suelo desde cada uno de ellos. El precio de la vivienda se ve afectado tanto por la cercanía a los centros periféricos como por la cercanía al centro tradicional, que a veces se ha ido deteriorando; y también por la valoración paisajística, social, simbólica y de seguridad en el caso de los barrios cerrados.

Redes de ciudades históricamente configuradas evolucionan rápidamente en el momento actual, con cambios profundos que sin negar las funciones tradicionalmente desempeñadas suponen a veces una nueva fase de desarrollo. Nuevas relaciones económicas y sociales con el campo circundante, nuevas articulaciones entre asentamientos, nuevos marcos administrativos y políticos para incluir espacios periféricos, nuevo papel de los servicios comerciales, con abastecimientos que pueden llegar (por ejemplo, en contenedores) desde un puerto lejano a través de una ciudad que desempeña solo un papel de tránsito, nuevas relaciones entre funciones y tejidos urbanos, nuevo papel del comercio con el impacto de las grandes superficies comerciales controladas por empresas multinacionales y posibilidades de compra por Internet, nuevos agentes urbanos actuando a escala internacional.

De los estudios tradicionales sobre redes de ciudades quedan claras algunas conclusiones, como que el aumento del tamaño va unido generalmente a un incremento de la diversidad funcional y a una creciente variedad de los servicios que se ofrecen. Las grandes ciudades, además se convierten cada vez más en focos de generación o incorporación de la innovación y prestan servicios avanzados, acentuando aun más una función que ha sido permanente en ellas. [108]   En un escenario actual de fuerte competencia internacional destaca la importancia de ciertos factores, desde los equipamientos científicos y educativos superiores hasta el ambiente social, político y natural.

Cuando estos problemas se plantean lo son ahora muchas veces en una escala que pasa insensiblemente de lo urbano a lo regional y a la aceptación implícita de la existencia de ciudades-región o de regiones urbanas. Las conexiones no son solo las urbanas, sino las del conjunto de la región o incluso de todo un país, que favorecen o dificultan las articulaciones específicamente urbanas. Con mucha frecuencia esto se refleja en que los estudios sobre redes o sistemas urbanos son estudios donde está muy presente esa dimensión regional o estatal, o del dinamismo regional o estatal; lo específicamente urbano se extiende al conjunto del espacio. Al mismo tiempo, la competitividad no es tanto entre grandes ciudades sino entre grandes conglomerados internacionales que deciden las localizaciones de sus plantas y oficinas, así como entre estados que hacen jugar su influencia política y económica. También por ahí el papel de la ciudad se diluye en un conjunto más amplio.

El proceso de urbanización está avanzando de forma acelerada en todo el mundo. Prácticamente la mitad de la población mundial es ya urbana en sentido estricto, es decir unos 3.000 millones de personas. Como hemos dicho, en más de 30 países y territorios  la cifra supera ya el 80 por ciento. Pero además, si entendemos la urbanización en el sentido de pautas de comportamiento urbano, es indudable que las cifras se han de elevar considerablemente. Puede, sin duda, defenderse que prácticamente toda la población europea y estadounidense es en estos momentos urbana, aunque viva en núcleos de menos de 10.000 o incluso de menos de 5.000 habitantes.

En esa situación no extraña que se haya podido ya prever la formación de la Pantópolis universal, como ha hecho Javier García-Bellido. [109]  Este arquitecto considera que se está generando "un hiper-espacio en el que la ciudad tradicional y la ciudad metrópolis están siendo sobrepasadas allende sus murallas espaciales, nacionales, culturales o idiomáticas, por galaxias o nebulosas de redes de comunicación y transporte que conectan entre sí ciudades-región y megaciudades o hiperciudades configuradas por una relativa unidad discontinua o difusa polifuncional y policéntrica,  con especializaciones funcionales jerarquizadas en los nodos de la red". La dicotomía campo-ciudad parece desaparecer. Las pautas de comportamiento urbano se difunden a todo el territorio; ya no hay ciudadanos y campesinos, sino que crecientemente toda la población está integrada en un sistema mundial de información y difusión de pautas de comportamientos. Las diferencias importantes hoy son las económicas que repercuten en el acceso a la información y la calidad de vida, y las culturales, pero no las que tradicionalmente podíamos encontrar entre campesinos y ciudadanos.

Al mismo tiempo la ciudad construida (la urbs) se difunde y la ciudad difusa o dispersa muestra esta realidad. Junto a la ciudad compacta, hoy crecientemente valorada, la ciudad dispersa y difusa, con conexiones instantáneas a través de redes telefónicas y acceso a la telefonía móvil. Javier García Bellido imagina ya que en la Pantópolis universal se producirá "la plenitud de una totalidad de innúmeras partes integras en red que abarcaría todo el espacio útil urbanizable sobre la Tierra, sin dejar espacios intermedios ambiguos de bordes difusos, ni cuasi urbanos, cuasi rurales".

Hay que decir que muchas de estas tendencias eran ya percibidas por Alberto Quintana en su tesis doctoral, defendida en 1975. En ella comprobaba que la teoría del lugar central era inaplicable en Mallorca, y que "un modelo basado en la indeterminación y en la circulación, en la alta densidad global de la comunicación, sería mucho más adecuado";  que, en definitiva, habría que considerar a toda la isla como "una ciudad, por lo menos como una unidad urbana". La falta de suficientes funciones centrales en la capital de la isla, Palma, le hizo pensar asimismo que la capitalidad podría estar situada "fuera del sistema mallorquín, por ejemplo en Barcelona", y que, en definitiva, la tesis había tratado de analizar la red urbana de Mallorca "cuando a lo mejor no está formada por un conjunto de ciudades, villas, pueblos etc., sino que es, como conjunto, una ciudad". [110]  Las conclusiones de su investigación pasaron a tener una aplicación práctica cuando en 1978 Quintana fue nombrado Director General de la Consejería (o Ministerio regional) de Ordenación del Territorio del Consell General Interinsular de Baleares. Pero desgraciadamente su inesperada muerte truncó de forma dramática una prometedora actuación en ese campo, que le habría permitido combinar la reflexión científica y la intevención politica sobre el territorio.

Final

En el contexto de las transformaciones recientes es lógico que los anteriores estudios de las redes de ciudades se hayan reconsiderado. Otras realidades se están constituyendo. Y otros temas de estudio han ido atrayendo la atención de los investigadores.

Disminuye el interés por las redes y jerarquías. Si en los años 1960 hablar de redes urbanas remitía inmediatamente a las redes de ciudades, hoy el término ha pasado a tener otro sentido, y alude en primer término a las redes de infraestructuras. El urbanismo de las redes tiene hoy un sentido muy diferente al que podía tener 30 años atrás. [111]

No hay más que repasar las bibliografías internacionales para comprobar que la expresión sistema urbano se utiliza ahora de una manera muy laxa, que no tiene nada que ver con la termodinámica, desde la población a los sistemas de distribución de agua, pasando por las jerarquías, el mercado de trabajo, la inmigración y otros, lo cual ocurre ya desde los años 1980. [112]    En la Bibliographie Géographique Internationale y en Geographical Abstracts siguen apareciendo referencias bajo las rúbricas de lugares centrales, centralidad, sistema urbano,  red urbana,  dominación (para áreas de influencia),  jerarquía urbana, funciones urbanas y otras próximas; pero creo que relativamente son  más reducidas que en décadas anteriores. Un estudio detallado de estas fuentes permitiría seguramente confirmar esta hipótesis.

Los cambios funcionales de las ciudades, los cambios en los flujos, en las jerarquías y en las áreas de influencia, la tendencia hacia la formación de una posible Pantópolis universal (o al menos de los países más urbanizados) han tenido gran incidencia. Es preciso repensar los trabajos que se hicieron sobre aquellos temas. Al hacerlo se obtienen varias conclusiones. Una, que dichos trabajos abrieron vías muy sugestivas y permitieron entender dimensiones nuevas de las redes de ciudades; no cabe duda de que en los años 1970 representaron un avance importante en la geografía, en general,   y en la geografía española, en particular. Otra, que en el contexto de esta escuela geográfica la obra de Alberto Quintana contribuyó de forma importante a estos estudios.

Finalmente,  que es seguro que treinta años más tarde si Alberto viviera miraría distanciadamente sus propios estudios, y reflexionaría críticamente sobre la realidad urbana actual; sin duda diría a sus estudiantes que hay que conocer la tradición geográfica para ser depositario de ella y para aprovecharla, pero también que, al mismo tiempo, es preciso adaptarla y abrir nuevos caminos  (es decir nuevos métodos,  porque eso significa propiamente esta palabra 'camino para llegar a un resultado') y nuevos marcos conceptuales para entenderlas. Esa es la enseñanza doble que debemos transmitir hoy a los jóvenes estudiantes de geografía y de otras disciplinas.



Notas de la Parte II


[72] Capel 1972.
[73] Capel 1981; sobre la geografía española en los años 1960 y 70, Capel 1976.
[74] Ron Johnston en Johnston, Gregory & Smith 2000, p. 513
[75] De lo que puede ser ejemplo el trabajo de Machado 2001.
[76] En la bibliografía de este artículo se citan un cierto número de ellos.
[77] Quintana  1979, p. 20.
[78] Arroyo 2001.
[79] Por ejemplo Francia, como ha mostrado Bernard Kayser 1990.
[80] Es interesante comparar en este sentido las áreas comerciales de los años 1960, identificadas en el Atlas Comercial de España y en los Informes de la Fundación Foessa, y los resultados de los estudios más recientes que se han realizado; por ejemplo, respecto a Andalucía el Atlas comercial de Andalucía 1995, Márquez 1990, y los Atlas comerciales de España que realiza actualmente la fundación L. R. Klein de la Universidad Autónoma de Madrid.
[81] Capel 2003.
[82] Ganau y Vilagrasa 2003.
[83] Por ejemplo, de Aranjuez Carrera Sánchez 1980; de Madrid, García Ballester 1980; de la Universidad de Alicante, Juárez Sánchez-Rubio 1987.
[84] García Rodríguez 1983;Arnáez Vadillo 1985; Serrano Martínez 1992; Feria Toribio 1992; Arroyo López, Machado Santiago y Egea Jiménez 1992.
[85] Gutiérrez Ronco 1984, Zárate Martín 1984, Canales Martínez y Salazar Vives 1991.
[86] Salom Carrasco 1997.
[87] Salom y otros 1999
[88] Delgado Viñas 1995; Herrero 1998.
[89] Barcelona 1990.
[90] Véase Capel y Sánchez 1984, y Dematteis y Bonavero 1997.
[91] Lavia Martínez 1993.
[92] Espínola Salazar 1997.
[93] Sau Raventós 1993.
[94] Ortells Chabrera 1983.
[95] Anuario El País, 2003, p. 54-59.
[96] Como ha hecho Jan de Vries con referencia a la urbanización de Europa 1500-1800, utilizando el modelo orden-tamaño.
[97] Arizaga Bolumburu 1978.
[98] Como Sánchez Aguilera 1998.
[99] Como ha recordado R.J.Johnston, en Johnston, Gregory & Smith 2000, p. 79
[100] Hall 1965, ed. española 1968.
[101] Chase Dunn 1985; Sassen 1991, ed. 1999.
[102] Los trabajos de Inmanuel Wallerstein; una buen presentación y guía de lectura por Peter J. Taylos en "Análisis de sistemas mundiales", en Johnston, Gregory & Smith 2000, p. 32-34.. 
[103] Una bibliografía sobre el tema en Algaba y Azevedo 2000.
[104] Champion 2001.
[105] Por ejemplo, en el caso de Francia, la expresión "capitale lineaire" a la que se formaba entre Sête, Nimes y Montpellier (Equipe de Recherche Associé 1970).
[106] Gordon and Richardson 1996, cit. por Champion 2001, p. 666.
[107] Véase el capítulo de Garner, en Chorley & Haggett ed. 1971.
[108] Capel 1997.
[109] García-Bellido 2003; sobre la deglución del espacio rústico por la pantópolis, García-Bellido 2002, p. 318.
[110] Quintana Peñuela 1979: todas las citas proceden de la conclusión , p. 113-115.
[111] Como muestra, por ejemplo el título de un libro de Gabriel Dupuy dedicado precisamente a El urbanismo de las redes.
[112] Ejemplos de utilización amplia del concepto en libros como los siguientes: Cattan et al. 1994; se siguen publicando obras sobre "sistemas urbanos" pero incluyen los aspectos de la migración y otros temas sociales, como la de Geyer 2002 (algo que, por cierto, aparecía ya en la de Berry-Horton 1970).
Geyer 2002 y otros. Las referencias que pueden encontrarse en los números de la década de 1900 y 2000 muestran también esta diversidad.



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Correspondencia:   Dr. Horacio Capel Sáez, Departamento de Geografía Humana, Facultad de Geografía e Historia, Universidad de Barcelona,Calle Baldiri Reixac s/n, 08028, Barcelona, España  hcapel@ub.edu


* Autor

El Profesor Horacio Capel Sáez es uno de los más destacados e internacionalmente conocidos geógrafos españoles.   A  pesar  de  sus múltiples ocupaciones académicas,  entre las cuales dirigir el portal de  GeoCrítica no es la menos dispendiosa,  él no vaciló un momento en prestar  su asesoría en el Consejo Editor de GeoTrópico,  y presentar una importante contribución para este primer número.


               Contenido del Número 1(1)Tope de Parte II           PARTE I

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